Discursos en ceremonias académicas

Segunda ceremonia anual de graduación 2012, 30/11/2012

Discurso del rector de la Universidad ORT Uruguay, Dr. Jorge Grünberg, durante la ceremonia de graduación.

Señora Directora General de ORT Uruguay, autoridades nacionales, autoridades de instituciones amigas, autoridades y académicos de nuestra universidad, señores amigos de ORT, queridos graduados y graduadas y sus familias, a todos les doy la más cordial bienvenida en este día inolvidable.

Queridos padres y abuelos aquí presentes, ha sido una gran responsabilidad para nosotros formar a sus hijos y nietos. Esperamos haber estado a la altura de sus expectativas, que son nuestras obligaciones. Hace algunos años eligieron ser parte de nuestra comunidad universitaria y quizás nunca les dijimos explícitamente cuan orgullosos estábamos de eso. Quizás a fuerza de obligatorios y parciales nos quedamos sin tiempo para expresar cuan responsables nos sentimos por su futuro. Jorge Luis Borges relató una vez una hermosa historia que dice: En un matrimonio que lleva casado 50 años, una noche la esposa le dice al marido: “Hace 50 años me dijiste que me querías mucho y nunca más me lo dijiste”. Ambos se quedan mirando en silencio largo rato hasta que el marido le contesta: “No te preocupes, si algún día cambio de opinión te aviso”. Pero no quiero que nos pase eso, no tenemos que vivir de lo que no se ha dicho. Hoy es el día para decirles en mi nombre y en el de toda la universidad que ustedes y sus familias son muy importantes para nosotros. Gracias a ustedes por ser parte de nuestra comunidad universitaria. Gracias por elegirnos. Gracias por desafiarnos. ORT no sería la misma sin ustedes.

ORT Uruguay cumple 70 años en 2012. Son 70 años de actividad educativa ininterrumpida. Desde nuestros orígenes como escuela técnica mucho ha cambiado en ORT y en el mundo, pero nuestra misión y nuestro espíritu continúan incambiados. Somos una institución privada pero con una misión pública que es expandir las oportunidades educativas de los uruguayos.

En el judaísmo el concepto de la filantropía es transformativo, no apunta a que las personas puedan sobrevivir en la pobreza sino a que las personas se vuelvan autónomas. Por eso la forma más elevada de la filantropía es preparar a las personas para trabajar. Y ese es el espíritu histórico de ORT, apoyar en toda la extensión de nuestras posibilidades a todos los que lo necesiten a conquistar su autonomía personal a través de una educación productiva, porque no hay peor forma de dependencia que la ignorancia. Como dijo el inolvidable Primo Levi en su libro “La llave estrella”: “El término libertad tiene...muchos sentidos; pero sin duda el tipo de libertad más ...disfrutado subjetivamente y el más útil al consorcio humano coincide con el ser competentes en el propio trabajo y,... con el experimentar placer en su realización”.

Festejamos nuestro cumpleaños con el mejor regalo posible para nuestra universidad y para nuestra ciudad, que es la inauguración de una nueva biblioteca en Pocitos que espero que todos hayan visitado o que visiten próximamente. Fue una obra de amor liderada personalmente por nuestra Directora General.

ORT Uruguay surgió como un movimiento popular para ayudar a los judíos que huían de las persecuciones nazis en Europa. Pero desde su inicio fue una institución abierta a todos, inspirada en valores judíos universales como la centralidad del aprendizaje. Como dice el Talmud: “Nadie es pobre excepto aquel que carece de conocimientos. Y una vez que una persona posee conocimientos ¿de qué carece? Y si una persona no adquiere conocimientos, ¿qué posee?”. Según la ley judía la obligación de los padres de educar a sus hijos es tan esencial como la obligación de alimentarlos, por eso las comunidades judías desde la antigüedad construían escuelas antes que sinagogas. El pueblo judío tuvo su José Pedro Varela. También se llamaba José, José Ben Gamla y hace 20 siglos creó la primera red de escuelas públicas de la historia. No sabemos cómo eran esas escuelas o cómo les iría en las pruebas PISA, pero fue una impresionante innovación conceptual, pensar en una educación universal, organizada como un bien público en un mundo de la antigüedad que concebía el aprendizaje como un privilegio exclusivo para los hijos de los príncipes.

Una sociedad que no educa adecuadamente a sus ciudadanos, no solo les está negando un derecho, está además impidiendo que en el futuro esos mismos ciudadanos puedan cumplir su obligación con sus propios hijos. Por eso las carencias educativas de hoy crean una dependencia de largo alcance hacia el futuro.

La graduación es un momento importante porque es una medida de nuestra fortaleza interior, de nuestra resiliencia. Para muchos de ustedes la graduación es su primera gran conquista realmente personal. Hoy todos ustedes están legítimamente orgullosos de haber culminado su carrera, literalmente están subiendo un escalón, de allí el origen de la palabra “graduación” que viene de “gradus” que significa “peldaño” en latín. Pero ese nuevo nivel al que acceden no debe ser solo un nivel más alto en lo profesional, sino en especial debe ser un nuevo nivel de madurez y de responsabilidad personal. Recuerden siempre que vivimos en sociedad y que nuestro bienestar está íntimamente ligado al de nuestros conciudadanos. Recuerden que el progreso de una sociedad no es sostenible cuando hay personas excluidas de las oportunidades de aspirar a una vida mejor.

La medida de nuestro éxito no son sus conquistas profesionales aunque estoy seguro que van a ser muchas, es su conducta como personas y su aporte a nuestra sociedad. Nuestra misión no es solo impartir conocimientos, porque hoy el conocimiento está disponible en Internet. Las personas no se diferencian por saber más, se diferencias por cómo aplican el conocimiento. Sean ambiciosos en sus iniciativas, porque desde un país pequeño tenemos que pensar en grande. Como dijo André Gide: “Nadie descubre nuevos océanos sin perder de vista la costa”. Sean exigentes con ustedes mismos porque es un requisito para poder exigir a los demás. Dialoguen siempre en busca de la verdad, no en busca de imponer sus puntos de vista, porque solo los fanáticos creen poseer la verdad. Continúen siempre aprendiendo porque en la sociedad del conocimiento valemos por lo que sabemos y no por lo que tenemos.

Les espera una era muy distinta de nuestro país y del mundo. Nunca hubo antes tantas oportunidades para personas cada vez más jóvenes de saltear jerarquías, de lanzar emprendimientos novedosos y de proyectarse mucho más lejos de su punto de origen geográfico, social, cultural o económico. Gracias a la interconectividad global pueden desplegar su talento desde nuestro país y pueden llegar tan lejos como quieran sin abandonarnos. Estamos en un punto de inflexión para nuestro país, en el cual los más educados pueden hacer la gran diferencia. Uruguay los necesita, triunfen desde Uruguay y hagan triunfar a su país.

Los uruguayos estamos en un momento de crecimiento histórico que puede ser el paso anterior a transformarnos en una sociedad desarrollada, pero el desarrollo no es solo cuestión de números, es una cuestión de valores. No podemos medir el progreso de nuestra sociedad por la cantidad de televisores planos que se venden, ni siquiera por el pleno empleo cuando la mayoría de los empleados trabajan en áreas de escasa calificación y escaso futuro. No podemos encandilarnos por el crecimiento de nuestras exportaciones cuando se basan cada vez más en productos primarios.

Nos debería preocupar que muchos de los uruguayos que regresaron a nuestro país vuelven a irse aunque allá donde vuelven hay crisis y acá hay bonanza. Nos debería preocupar que desde Singapur, que es un país más chico que la ciudad de Montevideo, se puede volar directamente a Barcelona, París o Nueva York, mientras que desde Uruguay en lugar de volar los pasajeros se van volando las aerolíneas. Nos debería preocupar que la gran mayoría de los jóvenes uruguayos no culminan la secundaria. Ahora se está por crear una nueva universidad en el interior, algo positivo y largamente postergado. ¿Pero cuáles van a ser sus alumnos si tres cuartas partes de los alumnos del interior no terminan el bachillerato? ¿Quiénes van a ser sus docentes si la cantidad de doctorados en el Uruguay que se gradúan anualmente, especialmente en Ciencias e Ingeniería, se cuentan con los dedos de una mano?

El PBI solo muestra la capacidad de una economía de crear riqueza, pero no muestra para qué se usa la riqueza. El desarrollo no es la ausencia de pobreza, el desarrollo implica expandir las opciones de los ciudadanos para vivir la vida como ellos la consideran valiosa. Por eso me preocupa el empobrecimiento cultural de nuestra sociedad, tan visible en los resultados educativos, en el debate público y en la deteriorada convivencia. Como dijo García Lorca poco tiempo antes de ser asesinado: “Yo critico a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás a las reivindicaciones culturales. Bien está que todos los hombres coman, por supuesto, pero también que todos los hombres sepan, porque de lo contrario se convierten en máquinas al servicio del Estado”.

Paradójicamente, en la era del conocimiento, los uruguayos estamos viviendo una valorización retórica de la educación, pero una desvalorización efectiva del conocimiento, que queda subordinado a las decisiones públicas e ideologías, a disciplinas partidarias u opiniones infundadas. Ya decía Vaz Ferreira hace 100 años: “Peor que ignorar es ignorar que se ignora, y peor que ignorar que se ignora es creer que se está firme sobre la verdad”. Como ciudadanos y como graduados no acepten afirmaciones infundadas. Exijan evidencia, evalúen resultados, no admitan que nuestra vida en sociedad se guíe por la ignorancia y la improvisación.

Nuestra prosperidad futura requiere un cambio cultural. Debemos combatir la irresponsabilidad moral que tanto daño nos hace y que lamentablemente volvió a aflorar en estos días, por parte de personas que se olvidaron de que las palabras pueden inspirar, pero también pueden denigrar. Como dice la Biblia: “Las palabras pueden ser fruta o veneno, debemos elegir”. Ya los uruguayos lo vivimos en la década del 60 por una retórica desde todos los extremos que se volvió incontrolable y que lo pagamos muy caro. En estos días, personas que nunca vieron ni vivieron un exterminio ni obviamente saben lo que significa legalmente ni históricamente, se sintieron libres de lanzar este libelo en lugar de expresar su opinión. ¿Otra vez vamos a usar el lenguaje para fomentar el enfrentamiento en lugar de facilitar el entendimiento? Plantéense ustedes la pregunta y sean parte de la respuesta. No tenemos por qué ser un país de resentimiento y de etiquetas, podemos ser un país de progreso, de oportunidades y de innovación.

El gran historiador de Princeton, Bernard Lewis dice que cuando las sociedades encuentran problemas pueden plantearse dos preguntas: una es “¿qué hicimos mal?”, la otra es “¿quién nos hizo esto?”. Esta última perspectiva implica no aceptar responsabilidades propias y desde esta perspectiva la actividad humana es siempre un juego de suma cero, en el cual la ganancia de uno es siempre la pérdida de otro. Por eso el éxito es visto con sospecha, ya que si alguien ganó otro necesariamente tiene que haber perdido, y esta es una de las falacias más perjudiciales para una sociedad que se quiere modernizar. Ustedes pueden, con sus valores, con su ejemplo, con su influencia moral facilitar el deshielo de nuestra sociedad, pueden promover un país más dinámico, más emprendedor, más ambicioso y más generoso.

Queridos graduados y graduadas, permítanme terminar felicitándolos nuevamente a ustedes y sus familias. Este es un gran día para todos. Compartamos juntos nuestra alegría por su graduación y trabajemos todos juntos por un generoso y próspero Uruguay. Sigan su camino, pero sepan que ORT siempre será su casa.

Muchas gracias.