Discursos en ceremonias académicas

Primera ceremonia anual de graduación 2009, 29/7/2009

Discurso del rector de la Universidad ORT Uruguay, Dr. Jorge Grünberg, durante la ceremonia de graduación.

Señora Directora General de ORT Uruguay, señor Presidente de ORT Uruguay, autoridades nacionales, señores Decanos, Secretarios Docentes, Profesores de nuestra universidad, graduados y familias. Nos alegra mucho tenerlos aquí hoy. Nos alegra mucho ver a tantos padres, madres y familiares. Esta celebración es también la suya. La graduación es un mérito personal de los graduados pero también el fruto de un esfuerzo colectivo de las familias.

Nos sentimos honrados por la confianza que depositaron en nosotros cuando eligieron a la Universidad ORT. Esperamos que hayan disfrutado su tiempo en la universidad, que recuerden todo lo bueno y gradualmente vayan olvidándose de lo demás. Les pedimos comprensión por las carencias que puedan haber existido y ayuda para seguir aprendiendo a ser cada día una mejor universidad.

Hoy es un gran momento que recordarán toda su vida porque se cierra una etapa y se abre otra. A partir de hoy nada será igual. La graduación es una afirmación de identidad y una prueba superada. Como el afecto, la graduación es una conquista personal que no se puede comprar, que sólo se puede obtener con el esfuerzo propio e indelegable y que nadie les puede quitar. A partir de ahora ustedes son parte de una minoría privilegiada, la minoría más educada de la sociedad uruguaya, lo que equivale a decir, aquellos con más oportunidades en la sociedad del conocimiento. Pero junto con los privilegios vienen responsabilidades, y por eso, hoy, les encargo un obligatorio.

Fíjense metas ambiciosas, sean exigentes con ustedes mismos, porque eso es un requisito para exigir a los demás. Ejerzan con integridad profesional, moral y ética, ya que una sociedad próspera se basa en la confianza y la sociedad tiene derecho a esperar de sus universitarios una conducta guiada por valores y no solamente un apego formal a las reglas. Continúen siempre aprendiendo, porque el conocimiento va a ser su medio de vida y el aprendizaje continuo tiene que ser su inversión permanente, y en esto la universidad se compromete a ser siempre su casa, su guía y su apoyo. En la sociedad del conocimiento valemos por lo que sabemos, no por lo que tenemos. Por eso en el futuro las grandes búsquedas no van a ser de nuevos territorios o de recursos minerales, sino la búsqueda de las ideas.

Comprométanse con el bien común. El que cuida el auto, el que revuelve los contenedores, todos los que viven en ese Montevideo invisible de los asentamientos, todos ellos tienen una capacidad intrínseca que sólo tenemos los humanos: la capacidad de aprender. La suma de los aprendizajes de una sociedad, es ahora, la riqueza de un país. Por eso tenemos que reconfigurar nuestra sociedad para brindarles oportunidades de acceder al conocimiento a todos los uruguayos, y que por lo tanto, todos los uruguayos que bastante pocos somos, podamos contribuir dignamente a generar esta nueva forma de riqueza. La solidaridad es un imperativo ético sin duda, pero además es una condición para la prosperidad. Y más que nada les pido, denle una chance al Uruguay antes de considerar irse al exterior. No se resignen a lo que nuestro país les ofrece hoy, porque Uruguay no es lo que vemos hoy. Uruguay es lo que entre todos podemos hacer de él en el futuro.

Déjenme hacerles unos comentarios breves sobre los proyectos que tenemos. Quiero mostrarles cómo vamos vigorosamente al encuentro del futuro. En el próximo año vamos a iniciar un área totalmente nueva para nuestra universidad, que es la enseñanza de las ciencias de la vida, en este caso en la Licenciatura en Biotecnología, un área inédita a nivel de pregrado en el Uruguay. Vamos a tener una maestría en Gestión de Empresas de Tecnología. Vamos a iniciar un Doctorado en Educación. Vamos a crear un centro universitario de innovación y emprendimiento, para apoyar la creación de empresas a partir de las ideas de ustedes. Vamos a crear un centro regional de producción de animaciones digitales junto con una universidad norteamericana. Estas son algunas de las iniciativas que ORT va a implementar para hacer realidad esa sociedad del conocimiento en nuestro país.

Déjenme terminar haciéndoles unos comentarios sobre nuestro país y sobre lo que esperamos que todos ustedes puedan hacer por él. En el próximo mes de octubre vamos a llegar a la “hora de la verdad”, no porque tengamos elecciones, sino porque vamos a estar terminando un ciclo. Las próximas elecciones no van a ser entre partidos, van a ser entre el pasado y la modernidad, entre el siglo XX y el XXI.

En los últimos 20 años han gobernado todos los partidos, cada uno con sus debilidades y fortalezas, pero ninguno de ellos instrumentó los cambios que sabemos que hacen falta en nuestro país para proyectarnos hacia la prosperidad en el siglo XXI. Todos los gobiernos hicieron ajustes tácticos para poder seguir existiendo en el siglo XX, que ya terminó hace 10 años. Quinquenio tras quinquenio nos quedamos esperando. Siempre pensando que el próximo gobierno o el próximo partido iban a traer los cambios. Luego que se turnaron todos nos dimos cuenta que el impedimento no era el partido de turno en el poder. El impedimento somos nosotros mismos. Nosotros mismos y muy especial ustedes como la nueva generación de universitarios, tienen que generar un nuevo liderazgo nacional. Un nuevo liderazgo imaginativo, decidido a enfrentar a las corporaciones que se oponen a los cambios, un liderazgo capaz de unificar a los uruguayos en torno a una nueva visión.

En el fin del siglo XX tuvimos una gran oportunidad de reconvertirnos ya que la tecnología disminuyó la importancia de las distancias geográficas y el valor de los recursos territoriales, poblacionales y minerales. En la economía del conocimiento no necesitamos petróleo, ejércitos o cercanía a los países ricos para prosperar. Necesitamos imaginación, conocimiento y emprendimiento. Pero los uruguayos desperdiciamos esa oportunidad, o por lo menos no la aprovechamos como otros países. El temor a los cambios, la deferencia por las “vacas sagradas” y el poder de las corporaciones, nos impidieron hasta ahora reformar nuestra sociedad. Pero no cambiar también tiene costos, ya que con nuestro creciente retraso relativo nos vamos empobreciendo cada vez más, perdiendo nuestros mejores ciudadanos que se van a buscar oportunidades en otros países.

El mundo cambió entonces. El conocimiento e innovación son ahora las principales fuentes de riqueza. Los países pobres del futuro no van a ser los países sin capital o sin recursos naturales. Los países pobres del futuro van a ser los países que no tienen capacidad para generar ideas. Según Peter Drucker en el futuro no van a haber países pobres, van a haber países ignorantes. En la sociedad del conocimiento, la disputa por el conocimiento va a ocupar el lugar que en el pasado tuvo la disputa por la propiedad.

Todos sabemos y muchos aceptan públicamente que nuestro único camino posible con nuestros 3 millones de habitantes es transformarnos en una sociedad competitiva en base a conocimiento. ¿Pero qué convicción tenemos realmente de transformarnos en ese tipo de país? Figura en el discurso de muchos, pero cuando miramos los tipos de inversiones que atraemos, las reformas tributarias, educativas, laborales en marcha, ninguna de ellas es compatible con modernizar el país. Seguimos siendo un país centralizado geográficamente e institucionalmente, con un sistema educativo que en todos los niveles, especialmente en los más altos, excluye a las personas de menores recursos y asfixia el talento en lugar de cultivarlo.

Hay puntos de luz surgidos en los últimos años: el proyecto Ceibal, la Agencia Nacional para la Innovación e Investigación y otras iniciativas, pero ¿van a tener continuidad?, ¿sus recursos no serán secuestrados por grupos que tienen más poder que los alumnos de Primaria? ¿Su legitimidad no será cuestionada por haber sido lanzados por gobiernos anteriores como pasó o está pasando con las AFAPs o como pasó con los centros de formación docente del interior? Yo no estoy endiosando a los proyectos actuales ni a los anteriores. Sólo digo que una sociedad sin visión cohesiva actúa antropofágicamente y se come sus propios proyectos. Una sociedad sin visión cohesiva confunde los símbolos con las realidades y por lo tanto cada nuevo cacique quiere sus propios tótems. El tiempo apremia. Las generaciones que se están formando con el proyecto Ceibal van a exigir otro sistema educativo y otras oportunidades laborales, o sino vamos a haber formado miles de uruguayos para que se vayan del país.

Quiero terminar haciendo un llamado a la comunidad universitaria. El desarrollo es un proceso esencialmente educativo, no un conjunto de recetas de cocina económicas. En este proceso educativo las universidades tenemos una especial responsabilidad. Las universidades son las nuevas usinas en esta economía del conocimiento, porque nuestro rol es transformar capacidad en talento, conocimiento en innovaciones e ideas en emprendimientos. El sistema universitario debe ofrecer su liderazgo y ser un ejemplo de colaboración para nuestra sociedad. Las universidades tenemos que ser factores de unión y no emblemas ideológicos. Mi propuesta a todas las universidades es que asumamos el compromiso con nuestros docentes, con nuestros alumnos y con nuestros graduados, de proponer una visión unificadora, ambiciosa y optimista para nuestro país.

Les dejo con algunas preguntas cruciales. En esta ventana de oportunidades que tiene nuestro país de transformarse, con prosperidad y con equidad, ¿tenemos la voluntad?, ¿tenemos la decisión?, ¿tenemos la misma determinación que demostraron otros países, algunos de los cuales ni siquiera existían hace 50 años?, ¿podemos cambiar los slogans por acciones?, ¿podemos cambiar el prejuicio por la confianza en otros uruguayos aunque piensen distintos?

Queridos graduados, les invito a que ayudemos a todos a crear un momento de cambio, un movimiento colectivo hacia un país moderno, con una dirección sostenida y sostenible, sin excluyentes y sin excluidos. Trabajemos todos juntos por un Uruguay generoso, próspero y equitativo. Por sobre todas las cosas cualquiera sean sus opciones y sus caminos, sigan siendo parte de la familia ORT.

Muchas gracias.