Discursos en ceremonias académicas

Primera ceremonia anual de graduación 2007, 22/6/2007

Discurso del rector de la Universidad ORT Uruguay, Dr. Jorge Grünberg, durante la ceremonia de graduación.

Señor Presidente de ORT Uruguay, señora Directora General, autoridades, amigos que nos visitan de instituciones colegas, señores Decanos, colegas y amigos de la universidad, señores profesores, coordinadores, señores graduados y sus familiares. Nos alegra mucho ver aquí tantos padres, tantas madres, hijos, abuelos, celebrando este éxito que es un éxito personal y a la vez familiar. Felicito a los graduados y a sus familias por el trabajo en equipo realizado para alcanzar este resultado. Y felicito en especial a los siete graduados que se graduaron hoy con honores.

Este es un año muy especial para nuestra universidad. De alguna manera este año nos graduamos nosotros también. Me estoy refiriendo a nuestra inclusión en el Ranking Mundial de Universidades, un evento importante para nuestra institución y para el país. En este ranking hemos sido clasificados entre las quinientas universidades mejores del mundo y entre las diez mejores de América Latina. Valoramos este reconocimiento internacional porque es nuestra responsabilidad como universidad formar profesionales globales que puedan desempeñarse exitosamente en cualquier parte del mundo. Considerar el mundo como referente no es una imposición foránea ni una pérdida de identidad. Al contrario, es una reafirmación asertiva de nuestra cultura y de nuestra capacidad y disposición a interactuar con otras sociedades.

Ayer leía con sorpresa y con pena que un grupo de asesores de la Administración Nacional de la Educación Pública del Uruguay recomienda para el futuro que se enseñe a los jóvenes que todo lo hecho en Uruguay es mejor y como consejo concreto dice "todas las tizas y pizarrones deberían ser fabricados en el Uruguay". A mí no me parece que ese sea el camino a seguir. ¿Es realmente importante quién fabricó el pizarrón o lo importante es lo que el profesor o el alumno van a diseñar en él? Pensar de esa manera es como pensar que lo importante del Quijote es dónde se fabricó el papel en que fue escrito. Lo importante es la producción intelectual.

Nos sentimos honrados y muy responsables por la confianza que depositaron en nosotros al confiarnos su patrimonio más valioso, que son sus años de vida, al elegir ORT para estudiar. Esperemos que hayan disfrutado y aprovechado su tiempo en la universidad, que recuerden todo lo bueno y gradualmente vayan olvidando lo que les haya frustrado o irritado, y les pedimos comprensión por las carencias que puedan haber habido y ayuda para mejorarlas. Una universidad no es una fábrica de enseñar, es una comunidad de aprendizaje y por lo tanto valoramos mucho todo lo que ustedes nos enseñaron y lo que nos puedan enseñar en el futuro, luego que hayan cursado sus postgrados, luego que hayan transitado en la vida profesional, y lo vamos a utilizar en beneficio de las nuevas generaciones.

Este es un gran momento ya que la graduación es un rito de pasaje hacia la adultez, un momento que nunca van a olvidar. El concepto de la graduación siempre ha existido en el hombre, desde las ceremonias en que los jóvenes se transformaban en guerreros en las tribus hasta la Bar Mitzvá. La graduación es uno de los primeros y más importantes logros realmente personales. El conocimiento que han adquirido nunca se lo van a poder quitar y ustedes no lo van a poder ni vender ni regalar, es parte de ustedes como personas. Uno de los problemas de la tradición uruguaya por muchas décadas, era que los profesionales se recibían a los treinta años y eso llevó en nuestra sociedad a una sensación colectiva de "adolescencia tardía". No se transformaban realmente en adultos los ingenieros, los arquitectos o los médicos que no se graduaban hasta los treinta o treinta y dos años. Eso llevaba a una sensación de "adolescencia tardía" en nuestra sociedad, en la cual en lugar de decir "mañana arreglo mi cuarto" decíamos "mañana modernizo la economía", "mañana busco otros mercados para exportar". Todo esto lleva a valorizar lo que hemos visto hoy, la graduación de jóvenes que se gradúan en una etapa del ciclo de vida en la cual pueden arriesgar su tiempo y su patrimonio en emprendimientos personales. Cuando uno se gradúa después de los treinta años es muy difícil arriesgar porque las responsabilidades familiares son mucho mayores.

Como profesionales tenemos ambiciones personales y responsabilidades familiares, pero a la vez debemos tomar conciencia de que somos parte de una comunidad que es la sociedad uruguaya. Tenemos una obligación moral pero además tenemos un interés propio en interesarnos en el destino de los demás. En un país de poca población como el nuestro, las circunstancias de los demás inciden necesariamente en nosotros. Nuestro destino está en nuestras manos sin duda, pero al mismo tiempo es un destino colectivo. Nosotros no podemos pensar que vamos a desarrollarnos solamente cultivando el intelecto de los que estamos hoy acá o de los que hoy pueden acceder al nivel universitario del sistema educativo. Estoy seguro que viven Mozart y Einstein en los asentamientos irregulares, pero si no acceden a la educación universitaria, nunca lo van a saber ellos, nunca lo vamos a saber nosotros y nunca nos vamos a beneficiar como sociedad.

Hoy los líderes de la sociedad uruguaya, líderes políticos, de los medios, de las instituciones culturales, están intrigados por un problema importante que nos debilita mucho como nación, que es la emigración incesante, en particular la emigración de jóvenes sin problemas económicos acuciantes y con un alto nivel educativo.

Estamos viviendo esta emigración altamente calificada en medio de un período de crecimiento económico histórico, con un gobierno popular según las elecciones y las encuestas y de estabilidad en el país. Lo que la distingue de oleadas emigratorias anteriores es que esta es una emigración en busca de horizontes, no de supervivencia como hace diez o quince años donde la gente se iba porque no tenía a veces para comer en nuestro país. ¿Por qué se van aquellos que son los que pueden más aportar riqueza, innovación y dinamismo al país? Los que están intrigados por esto, creo que reflejan una disonancia cognitiva entre sus creencias sobre lo que los jóvenes uruguayos quieren y lo que realmente quieren muchos jóvenes uruguayos.

Una buena parte del liderazgo nacional parece creer que los jóvenes uruguayos aspiran a que la primera mitad del siglo XXI sea en realidad un espejo de la primera mitad del siglo XX, lo que ellos piensan que fue la "edad de oro": un gran énfasis en legislación social, un estado omnipresente, corporaciones muy fuertes, escasa sociedad civil, producción primaria estable con altos precios, no muchas horas de trabajo. Yo lo llamo personalmente "el mundo del Sorocabana".

En nuestra era interconectada los jóvenes que viven en Uruguay, viven además simultáneamente gracias a Internet, al cable, al transporte aéreo accesible, al hecho que las profesiones son globales y transportables, al uso del inglés, gracias a todos estos factores, viven en el mundo. Mi teoría es que muchos jóvenes ya no ven como el objetivo ideal volver cincuenta años atrás. Es muy probable que algunos vean como objetivo ideal ir cincuenta años adelante no cincuenta años atrás y por eso emigran en busca de sociedades que ya están en ese futuro. Quizás esos jóvenes quieran trabajar más y no menos horas, quizás quieren correr más riesgos no menos, quizás están buscando horizontes con más incertidumbres, pero con más capacidad de darles una vida distinta, más desafiante, potencialmente más recompensante en lo personal, en lo profesional y en lo financiero en el futuro para ellos y sus familias.

Algunas personas dicen que la migración es un fenómeno mundial y eso es cierto, pero hay que tomar en cuenta que dada nuestra baja tasa de natalidad y la escasa cantidad de personas que llegan al más alto nivel educativo en Uruguay, el impacto para nosotros de la emigración de jóvenes calificados, es mucho mayor que para India o Nigeria. También algunas personas dicen que hoy en día "la fuga de cerebros" se ha transformado en una "circulación de cerebros". Es decir, que las personas se van, son exitosas en el exterior y vuelven y por lo tanto no nos debería preocupar tanto que se vayan. Yo no coincido con eso, porque los países en donde se ha producido la "recirculación" de cerebros, son países que se han transformado para ser más atractivos a las personas cuando regresan y ese no es el caso de nuestro país. Ejemplos de países que se han hecho más abiertos a la iniciativa personal, al emprendimiento y a las innovaciones y que sobre esa base han logrado atraer a su propia diáspora son India, China, Taiwán o Israel. Pero estos son países que han cambiado sus modelos productivos, a veces hasta sus modelos políticos, para volverse magnetos de sus propios talentos alejados.

Tenemos que ofrecer una visión que ofrezca horizontes nuevos a los jóvenes. La gente acepta sacrificios con horizontes a la vista aunque sean largos, pero pedir sacrificios a las personas sólo para conservar lo que tienen o para volver a un pasado añorado por otros, no es aceptable para muchos y por eso se van. Tienen la vida por delante pero no tienen tiempo para perder.

Nuestra riqueza no está en un petróleo ilusorio que nunca encontramos, ni el mítico acuífero guaraní, ni en la esperanza de que el precio de la soja supere al precio del diamante. Si queremos aumentar nuestras exportaciones por diez o por cien no podremos hacerlo en base a nuestras producciones primarias, por lo menos por los métodos tradicionales. Nuestros pozos de petróleo son ustedes, su conocimiento, su imaginación, su disposición a emprender y a arriesgar. Nuestra responsabilidad como comunidad universitaria es formular una visión alternativa a la dominante en el país, una visión ambiciosa que delinee un horizonte distinto, aunque sea distante y exponerla a la sociedad y a sus líderes. Debemos crear un cuerpo de opinión a favor de un modelo de desarrollo que valorice el conocimiento, la creatividad y el emprendimiento. Tenemos que proponer una visión post Sorocabana.

En nuestro país hay científicos que no creen en la empresa, empresas que no creen que el conocimiento les sea realmente útil y un liderazgo que en realidad no confía mucho en ninguno de los dos. Creo que tenemos que proponer una visión que unifique las tres partes. En lugar de disputarse los mismos recursos en un juego de suma cero como vemos en las discusiones del presupuesto nacional, el sistema científico, el sistema productivo y el sistema político deben funcionar como un trípode productivo generador de riqueza y oportunidades, las universidades generando el conocimiento en colaboración con empresas que lo utilicen a su vez para innovar y ser más competitivas. Debemos pensar en un Uruguay que sea una "pradera del silicio", un productor e importador de talentos, y un productor y exportador de conocimiento y creatividad.

Los cambios son posibles. Les voy a dar solamente un ejemplo, porque a veces escuchamos estas cosas y pensamos que las transformaciones son imposibles o que llevan siglos. En 1980 la oficina de patentes de Estados Unidos otorgó treinta y tres patentes a brasileros y treinta a coreanos del sur. En el año 2000 los brasileros subieron mucho: recibieron ciento trece patentes pero ¡los coreanos recibieron tres mil quinientas! Y ese cambio en solamente veinte años. Los cambios son posibles, aún en nuestro país, especialmente en nuestro país. Los uruguayos no somos resistentes al cambio, eso es un mito, pero a veces nos cuesta vernos como uruguayos y buscar un destino nacional en lugar de vernos primariamente como miembros de subgrupos sociales cuyos intereses defendemos antes que nada.

Este es un gran día para ustedes y sus familias, y para nosotros por el orgullo de la tarea cumplida, por la felicidad de las familias reunidas y por las expectativas de futuro. ¡Anímense! Recuerden siempre que nadie será recordado por sus pensamientos secretos ni por lo que quiso decir y no dijo. Ayúdennos a crear un momento de cambio, un movimiento colectivo hacia un país moderno. Trabajemos todos juntos por un Uruguay que nos dé oportunidades a todos y por sobre todas las cosas y cualquiera sean sus opciones y opiniones, sigan siendo parte de la familia ORT.

¡Gracias!