Pecera aborda el conflicto que comenzó en agosto de 2015 entre la empresa Fripur y sus trabajadores. Luego de 39 años en el mercado y con una plantilla compuesta por un 90% de mujeres jefas de familia, la empresa dio de baja a sus 960 empleados. A raíz del despido y las deudas que mantenía Fripur con sus trabajadores, parte de los funcionarios decidieron ocupar la empresa en busca de una solución. En este contexto aparece Marlen, una mujer de 52 años quien ha trabajado toda su vida en la empresa. Marlen nos lleva por cada rincón de una fábrica paralítica donde todos los rincones esconden historias.
Así se presenta Pecera (Ping Pong Contenidos Audiovisuales), el primer largometraje documental de Emiliano Grassi, Técnico en Realización Audiovisual por la Universidad ORT Uruguay.
Este jueves 13 de julio a las 19:00 horas se podrá ver Pecera en el Centro Cultural de España, con entrada libre. Luego recorrerá festivales, mientras que ya hay diálogos con algunas salas para su proyección.
https://www.youtube.com/watch?v=CYL3c_UiIwU
¿Cuándo empezaste a trabajar en la idea que desembocó en Pecera?
Pecera surge como una necesidad. El 2015 fue un año de mucha conflictividad ya que se asignaban las partidas presupuestales por parte del gobierno. En ese marco, y por distintos motivos, varias empresas cerraron sus puertas. Cuando Fripur dejó de funcionar, fue un acto instintivo ir a filmar lo que sucedía. Desde mi lugar, y creo que desde el de todo realizador, la manera más natural de relacionarnos con lo que sucede a nuestro alrededor es a través de la cámara y fue así que tuve mi primer contacto con lo que se vivía en la planta.
¿Pecera cuenta la historia de Marlen o del cierre de Fripur?
En primer lugar, nuestra intención nunca fue contar una historia a través del documental. Desde el principio nos comprometimos en intentar ser un vehículo entre lo que sucedía dentro de la planta y el exterior, pero también ser un oído para la gente que estaba ocupando. Tomamos como referencia al maestro brasileño Eduardo Coutinho y dejamos que la acción de relatar una vivencia o un sentimiento a cámara sea la protagonista y la guía dentro del documental. Esto llevó a que la película transite a través de dos líneas argumentales: el conflicto de Fripur y todo lo que se vivó en la planta a través del año que estuvo ocupada, y la vivencia de Marlen, quien logró hacer a un lado su dolor para volverse una referente para las demás mujeres.
¿Cómo diste con ella?
Con Pecera aprendí que el valor más grande que tiene alguien que quiere hacer un documental, además de escuchar y observar todo a su alrededor, es estar siempre dispuesto a sorprenderse. Estar preparado para lo inesperado todo el tiempo.
Marlen apareció así. Sorprendiendo. Su personaje, al no tener la intención de contar una historia desde mi lugar como realizador, fue revelándose ante ella y ante nosotros al mismo tiempo.
Este es tu primer largometraje documental, ¿siempre te interesó el género o simplemente te pareció el adecuado para contar esta historia?
Tengo varios cortos documentales y he explorado en el género. Me siento cómodo y disfruto de la comunicación que encuentro en la narrativa documental. Para este proyecto no dudé nunca de que el documental era la única forma de aproximarse a lo que estaban viviendo en Fripur.
Por otro lado, la construcción de una idea desde la nada, algo totalmente creado en mi mente, y el proceso de llevarlo a la realidad me parece increíble. Actualmente estoy trabajando en un guion de largometraje de ficción.
¿Cuál fue el mayor desafío al que te enfrentaste a nivel narrativo?
El mayor desafío fue enfrentarme a infinitas horas de material y encontrar la manera de ser fiel al relato de los personajes teniendo miles de historias distintas para contar.