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Creatividad e innovación que unen a Suecia con Uruguay

03/05/2018
Experto de Uppsala University visitó la Universidad ORT Uruguay y reflexionó sobre los desafíos que enfrenta Uruguay en materia de innovación y creatividad.
Creatividad e innovación que unen a Suecia con Uruguay

Spotify, Ericsson, Volvo, Electrolux, son solo algunos de los nombres que resuenan en el mundo empresarial y que nacieron en Suecia. A pesar de tratarse de uno de los países más innovadores del mundo y de parecer muy diferente a Uruguay, Suecia tiene desafíos similares en materia de innovación.

Eso es lo que opinó el ingeniero uruguayo Ernesto Gutiérrez, doctor en Gestión de la Innovación, que desde hace 17 años se desempeña en la Oficina de Innovación de Uppsala University, en Suecia, una de las más destacadas del mundo en este tema.

Gutiérrez estuvo en Uruguay recientemente para participar junto a otros especialistas de Uppsala University y ocho universidades de la región en la primera actividad en el país del Proyecto LISTO (Latin American and European Cooperation on Innovation and Entrepreneurship), una iniciativa cofinanciada por el programa Erasmus+ de la Unión Europea, que facilita el intercambio universitario en temas de innovación y promueve el trabajo universidad-industria.

Uppsala University, pionera en estos temas, es reconocida a nivel mundial por su fuerte apuesta a la investigación, pues destina 70 % de su presupuesto a la investigación, con una gran cantidad de funcionarios que dedica su tiempo completo a esta actividad. “Eso es lo que la hace muy especial”, explicó Gutiérrez.

En materia de creatividad e innovación, Gutiérrez propone derribar el mito de que ambos conceptos son propios del ámbito comercial. “Creo que la creatividad y la innovación son la capacidad colectiva de usar lo que sabemos y lo que conocemos para hacer funcionar algo de una forma nueva”, opinó.

“Siempre pongo el ejemplo de la Universidad de Buenos Aires. Se juntaron personas que tienen conocimiento de materiales termodinámicos y crearon un horno para gente con pocos recursos con los materiales a los que tienen acceso. Eso es una innovación porque solucionó un problema concreto de una forma nueva, usando conocimiento”, aseguró Gutiérrez.

La disyuntiva que se debería plantear, según el experto, es identificar los problemas a resolver. “Cada sociedad elige en dónde poner su creatividad (…) La gente en Uruguay tiene que decidir en qué ser creativo y dónde vale la pena poner ese esfuerzo”, sostuvo.

A la hora de comparar a su país natal con el de residencia, Gutiérrez prefirió enfatizar en los desafíos compartidos. “Si nos centramos en las diferencias no aprendemos nada, hay desafíos que son comunes a las dos realidades”, dijo.

Según el especialista, tanto en Uruguay como en Suecia no existe una tradición de colaboración entre actores con intereses tan diferentes como lo son las universidades, las empresas, el Estado y las organizaciones sociales.

Gutiérrez entiende que en Uruguay “se hacen cosas muy buenas con las posibilidades y la industria que existe”. “Un ejemplo exitoso es el laboratorio de biotecnología [Centro Biotecnológico de Investigación e Innovación (CBI+I)], una plataforma hecha en conjunto entre empresas, la Universidad ORT Uruguay y una agencia estatal [Agencia Nacional de Investigación e Innovación]”, aseveró.

De todas formas, el entrevistado aclaró que en ambos países aún queda mucho por hacer. De allí, su llegada a Uruguay para capacitar a otros centros universitarios en el Academy Industry Meeting (AIMday), una metodología, creada por Uppsala University en 2008, que facilita a científicos, académicos y empresarios la generación de contactos e identificación de formas eficientes de trabajo en conjunto.

Para Gutiérrez, esta herramienta —que actualmente es implementada por prestigiosas instituciones académicas europeas como University of Oxford y The University of Edinburgh— aunque parezca sencilla no es “obvia” y “tiene un montón de peculiaridades que hace que funcione”.

“Recordemos que la colaboración es una cuestión social. Uno trabaja con la gente que quiere y con la que tiene afinidad, entonces esta actividad permite ese primer encuentro, esa primera experiencia que genera confianza y permite el conocimiento mutuo”, explicó.

Un AIMday consiste en un encuentro en el que las empresas formulan sus preguntas y los investigadores de la universidad eligen las preguntas que desean responder. Luego, estas cuestiones deberán ser discutidas en reuniones de una hora –ni más ni menos–, garantizando la relevancia del tema para el sector empresarial y el interés de la investigación para la Academia.

“Se han hecho AIMdays sobre ciencia de materiales: vienen las empresas y preguntan ‘¿existe un material que tenga tales propiedades, sea muy liviano, etc.?’ o ‘¿existe un material que se pueda aplicar con nanotecnología para obtener tal funcionalidad?’”, contó Gutiérrez.

Otro ejemplo es el ya tradicional AIMday sobre enfermedades respiratorias, en el que se convoca a laboratorios o empresas que fabriquen aparatos clínicos para que realicen preguntas específicas sobre estas enfermedades a los investigadores que las estudian.

Gutiérrez explicó que se trata de una herramienta que ha funcionado mucho en las áreas de la ingeniería más aplicada y que todavía lucha por ser implementada en las ciencias más teóricas como las sociales.

Contó también que en Suecia están trabajando en un AIMday sobre ciudades sustentables, en el que se buscará reunir a empresas constructoras y a quienes deciden dónde construir, con investigadores de sociología, por ejemplo. Es decir, la idea es “hacer encontrar actores que nunca se encuentran”.

Este tipo de actividades, además de ser muy valiosas para las industrias, son de gran relevancia a nivel universitario ya que les permite a los estudiantes tener un contacto temprano con la industria y ofrecen una noción más clara de lo que se está estudiando.

“Tener un contacto con la realidad, con problemas reales, siempre enriquece y le da un contexto a lo que uno estudia. Yo tuve una educación de ingeniería bastante teórica y me llevó un proceso muy largo entender qué es lo que se relacionaba con la industria”, explicó Gutiérrez.

 

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