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Ser docente: una profesión que traspasa fronteras

24/05/2018
“El intercambio fue una oportunidad óptima para vivir el quehacer diario como docente desde otra realidad”, aseguró Lorena Cartagena.
Ser docente: una profesión que traspasa fronteras

“La experiencia de intercambio fue una oportunidad óptima para vivir el quehacer diario como docente, desde otra realidad de infraestructura y recursos, pero con las mismas inquietudes y desafíos”, aseguró Lorena Cartagena.

La graduada del Master en Educación de la Universidad ORT Uruguay ganó una beca Fullbright y realizó un intercambio docente, al que catalogó como “una experiencia sin desperdicio”.

Testigo privilegiado del quehacer docente

Durante las tres primeras semanas de febrero de 2018 –tiempo en el cual se extendió el intercambio–, Cartagena estuvo hospedada en Austin, Texas. Al igual que los otros 24 uruguayos que participaron en el programa, una docente de un centro educativo público la recibió en su casa, así como en la escuela. “Compartimos realmente lo que es el diario vivir de un docente: su contexto familiar y su ambiente de trabajo”, detalló.

La docente anfitriona la acompañaba hasta el centro educativo. El horario curricular era de 9:00 a 16:30, pero Cartagena se quedaba hasta las 18:00 en diferentes actividades, como ser tutorías, reuniones de coordinación o talleres extracurriculares. Incluso fue a una práctica de soccer del equipo de la escuela. A la hora del almuerzo, solía ir a la cantina, para compartir y charlar un rato con los estudiantes.

También estuvo un par de días en Washington DC, donde participó de una capacitación sobre sociolingüística, el uso de las tecnologías o la enseñanza de lenguas extranjeras, por nombrar solo algunos temas.

Sin embargo, no todo fue trabajo y estudio. La experiencia de intercambio se centró en el ámbito educativo, pero también en lo cultural. Según la graduada, el programa tiene “el equilibrio exacto para combinar instancias de desarrollo profesional con oportunidades de disfrute con el grupo de becarios”.

Visitó museos, mercados y bibliotecas. Disfrutó de la gastronomía estadounidense. Lo que más destacó fue un concierto que asistió en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts.

Aquello que nos diferencia

Tras visitar las clases de distintos docentes y observar su forma de enseñar, Cartagena notó varias diferencias entre la educación uruguaya y la estadounidense.

“Realizar un ensayo sobre la nomofobia, el miedo a salir del hogar sin el teléfono celular”. Esa era la consigna de una de las clases a las que asistió. Para ello, los estudiantes debían hacer encuestas y entrevistas.

Según Cartagena, se trató de una actividad “interesante pero compleja” y le llamó poderosamente la atención que la docente del curso no dedicara una gran cantidad de tiempo a explicar las etapas a seguir. Se llevó la sensación de que en dicho país fomentan la idea de que los estudiantes son responsables de su proceso de aprendizaje.

También le sorprendió la autonomía de los alumnos. En sus palabras, “manejaban una gran capacidad de autorregulación de sus desempeños y eran proactivos y conscientes de sus fortalezas y limitaciones”.

A pesar de que las horas asignadas a las asignaturas son similares en ambos países, en Uruguay, la carga horaria total es menor, según lo que indicó la graduada. La razón está en que en los centros educativos estadounidenses suelen ofrecer otras actividades extracurriculares, como ser ajedrez, coro, deportes o clubes de ciencias. “En nuestro país, si bien se promueven, no siempre están gestionadas o concentradas dentro de una misma institución”, manifestó.

Por último, en lo que refiere a la organización escolar, observó que en Estados Unidos –si bien existen normativas nacionales– los centros escolares tienen una mayor injerencia a la hora de establecer los contenidos o para seleccionar los recursos humanos: “Tener autonomía para establecer las políticas educativas y de funcionamiento redunda en un currículo más abierto, que se puede adaptar a las distintas particularidades y necesidades del entorno escolar”.

Ideas para importar

“En la actualidad, una educación acorde a los tiempos y a la ‘cibergeneración’ de estudiantes sigue siendo un desafío”, afirmó Cartagena.

En la escuela secundaria en la que estuvo, el uso de plataformas virtuales era una “herramienta básica” de cada clase. Los docentes le comentaban que la tecnología era un “aliado”, una ayuda tanto para ellos como para los alumnos.

Por esa razón, de vuelta en Uruguay, la graduada está intentando incorporar a sus clases la plataforma Crea2, del Plan Ceibal. Las ventajas son varias: es una herramienta fácil y motivadora, permite un aprendizaje flexible y puede adaptarse a las necesidades de cada estudiante, según sus ritmos y tiempos.

También le parecieron novedosas las escuelas magnet. Se tratan de escuelas públicas, que cuentan con programas especializados en un determinado campo, como ser las ciencias, las artes o las matemáticas.

De los docentes y directivos, le pareció interesante la maximización del tiempo que hacían y el hecho de que solían plantear las metas y las pautas de clase desde el comienzo del curso. Asimismo, se asombró de que siempre estipularan un plan B, en caso de que surgieran imprevistos que alteraran la planificación inicial.

La docente anfitriona siempre planeaba qué hacer en caso de que no hubiese internet. De antemano, verificaba que las reuniones se pudieran hacer por videollamada, por si los padres de los estudiantes no podían concurrir.

Eso que nos une

“El ser docente traspasa fronteras”, aseguró Cartagena, quien está convencida que aprendió “muchas cosas en forma inconsciente”, aunque aún no pueda verbalizarlas. De todas formas, gracias al intercambio, observó situaciones cotidianas de la práctica docente “desde otra perspectiva”.

La experiencia, para ella, fue un “ida y vuelta”: “Celebro que así como aprendimos y trajimos cosas para mejorar e innovar, también dejamos nuestra impronta”.

De acuerdo con la graduada, el atender la diversidad y las diferentes formas de aprender de cada estudiante es un desafío tanto para la labor docente en Uruguay, como lo era para los docentes estadounidenses.

Eso llevó a que mantuvieran un “diálogo común” y compartieran innovaciones, prácticas de aula así como materiales para lograr que los estudiantes alcancen su máximo potencial.

Cartagena además contó que este año se están gestionando proyectos entre los becarios uruguayos y los docentes e instituciones de Austin. Como ella es docente de inglés y la docente anfitriona es profesora de español, tienen planificado comunicarse por videollamada durante determinadas clase. De esa forma, los estudiantes podrán practicar la oralidad con hablantes nativos.

“La interacción, la transferencia de conocimientos y el intercambio cultural se convirtieron en componentes sublimes para que esta experiencia sea única, especial y edificadora de nuevos puentes de trabajo”, concluyó.

Lorena Cartagena en Estados UnidosFotos: gentileza de la entrevistada.
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