Socialab. Así se llama la red de solucionadores de problemas más grande del mundo. ¿Qué es lo que promueve? El surgimiento de proyectos que resulten en emprendimientos económicamente sustentables que resuelvan alguna problemática social.
Con ese fin, Socialab Uruguay organizó por segunda vez ImpactUp, un encuentro que busca desafiar a los jóvenes al darles herramientas para empoderarlos y hacerlos responsables del cambio.
En la mañana del 16 de mayo, en el Movie de Montevideo Shopping, la dinámica consistió en la presentación de siete emprendedores que, en 20 minutos aproximadamente, contaron sus proyectos con los que quieren generar un impacto en la sociedad.
Universidad ORT Uruguay acompañó esta instancia a la cual asistieron más de 600 liceales de distintas instituciones educativas de la capital y el interior del país.
Los disertantes y sus ideas
Valentina Avetta: esta argentina estudiante de bioingeniería investigó sobre materiales inteligentes que incorporen sensores termocrómicos (que cambian de color con la temperatura) que monitoreen la cadena de frío de la insulina y otros medicamentos. Su objetivo es crear soluciones que impacten en la salud de las personas de bajos recursos.
Franco Páez Lauricella: es un diseñador industrial argentino que creó un artefacto capaz de generar fuentes térmicas, agua potable y energía eléctrica en zonas desfavorables. Para lograrlo, la máquina está conformada por paneles solares y un termotanque, necesita sal de mesa, agua de lluvia, luz natural y humedad para funcionar.
Analía Pérez: esta uruguaya ha elegido el camino del humor y del stand up. Según explicó, uno de cada cinco adolescentes se deprime por situaciones como el bullying y decide autoeliminarse, pero ella está convencida de que la palabra justa en el momento correcto puede salvar a alguien. La comunicación, en formato humor, es su solución.
Alice Otegui: es una diseñadora de modas graduada de Universidad ORT Uruguay. Su propuesta resultó en la reconocida marca Calmo. En ImpactUp, dijo que todos aquellos que pueden elegir qué hacer con su futuro son privilegiados, por lo que es una responsabilidad devolver un poco de ese privilegio.
En su caso particular, le interesó desarrollar un proyecto que solucionara algunos de los grandes problemas de la industria de la moda: es la segunda más contaminante del mundo detrás de la petrolera, y cuenta con altas tasas de explotación e informalidad.
Otegui se enamoró de la posibilidad de hacer algo para paliar esta problemática y propuso crear una marca que trabajara con materiales naturales que fueran 100 % biodegradables, apelar al ecoprint y contratar trabajadores locales de manera formal.
“Todos tenemos el potencial creativo y si lo unimos a esa responsabilidad, vamos a encontrar nuestra pasión. El camino va a estar lleno de obstáculos, pero es lo más lindo del desafío”, finalizó.
Juan Manuel Jacinto: es otro argentino que se preguntó “¿cómo hace una persona ciega para mandar un mensaje de texto?”. Así es que con 22 años creó Brailling, una aplicación móvil para que las personas no videntes puedan chatear.
Martín Espósito: es el uruguayo creador de la primera escuela autosustentable de Latinoamérica, ubicada en el balneario Jaureguiberry. Fue construida totalmente con desechos y el éxito del proyecto fue tal que recientemente se replicó la idea en Mar Chiquita, en Argentina.
Óscar Muñoz: este joven chileno creó Green Glass, una propuesta que busca revalorizar el vidrio como material y también el trabajo de los recicladores. Para ello, Muñoz impulsa la idea de que, en el futuro, todos los vasos de vidrio que se fabriquen se hagan con vidrio de botellas recicladas.
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