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Un ícono de los 70 con un toque millennial

03/08/2018
Atari Pong Table, una reversión del videojuego de los 70 que contó con el aporte de Emiliano Zapata, graduado de Ingeniería en Electrónica de ORT, llegará a 80 países a través de una multinacional china.

Dos barras y una pelota que recorre la pantalla. En esos elementos y la intención de imitar el concepto del ping pong se basa el primer videojuego moderno que se masificó allá por los años 70: el Pong, de Atari. El éxito en su comercialización fue inmediato, y lo llevó a transformarse en un ícono de los años 70. Pero el hito de Pong no quedó ahí, pues logró trascender generaciones hasta llegar a los millennials.

Entre ellos está Emiliano Zapata, graduado de la carrera de Ingeniería en Electrónica de la Universidad ORT Uruguay, que se interesó en aquel primer videojuego de Atari y participó del desafío de reversionarlo.

Atraído por el gran peso a nivel mundial del primer videojuego de Atari, Zapata se involucró en un proyecto ideado y liderado por Daniel Perdomo y Álvaro Salsamendi, quienes se propusieron el desafío de reversionar al Pong en una moderna mesa de café que incluye luces led, puertos USB para cargar el celular y hasta un parlante Bluetooth.

La idea comenzó como un hobby, luego se transformó en un proyecto de Kickstarter (plataforma de crowdfunding o financiación colectiva) que reunió unos USD 350.000 y más tarde numerosos medios internacionales ayudaron a que empezara a generar su nicho en el mercado. Hoy, la Atari Pong Table cuenta con sus primeros centenares de unidades producidas gracias a la asociación con una multinacional china que los distribuirá en más de 80 países.

Zapata contó sobre su trabajo en el proyecto y qué es lo que se viene para Calinfer Inc., la firma uruguaya que creó y con la que revolucionó el concepto de Pong.

Desde tu perspectiva, ¿cómo definís al Table Pong Project?

Es una pregunta con dos posibles respuestas. La primera es que es un hobby que se transformó en algo más elaborado, con mayor seriedad. La respuesta más fría sería decir que es una adaptación del primer videojuego masivo, de éxito comercial. Es una adaptación mecánica de lo que fue ese juego virtual.

Tenés 25 años y el Pong surgió en los años 70. ¿Cómo te involucraste en este proyecto con un juego que no es de tu época?

La gente que vivió eso fue la generación X, la de Volver al futuro, que vivió la explosión de Steven Spielberg. Yo soy de la generación de Super Mario, pero por un tema de folklore, porque le dedico buena parte de mi ocio a los videojuegos, conocía el Pong. Cuando me invitaron a participar en un proyecto en el cual estaba involucrado Atari, con todo el peso que tiene en la cultura pop, me atrajo.

¿De qué se trataba ese proyecto? 

Para mí todo surge hace unos dos años, cuando me sumé al proyecto que había iniciado un tiempo antes Daniel Perdomo, un publicista que como hobby quería crear una versión física del Pong de Atari. Lo que encontré cuando entré fue el resultado de una persona que le había dedicado 20 años de su vida a hacer animación 3D intentando armar esta máquina.

Me acuerdo que Daniel me dijo: “Son unos detalles que hay que corregir y queda todo funcionando”. Evidentemente había que hacer mucha cosa de vuelta, pero la idea estaba. Él había llegado a un prototipo, pero servía para mostrar conceptualmente qué era lo que tenía que hacer la mesa. De ahí a que funcionara era otra cosa… El primer prototipo que recibí tenía errores funcionales, pero había algo y así podíamos saber qué era lo que había que hacer bien.

Entré luego de Marcelo Apa —que hoy es el project manager—, y ahí Atari Pong Table pasó a ser un proyecto en serio. Empezamos a discutir el tema de licencias con Atari, surgieron fondos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Así la cabeza pasó de pensar en crear un producto a querer meterlo en el mercado.

¿Cómo llegaste a trabajar con Perdomo?

Me gradué en 2015, pero tuve un bache y no me quise dedicar a la ingeniería como tal enseguida. La realidad es que me gusta todo el mundo de la ingeniería, pero en ese momento no encontraba opciones laborales que me motivaran. Entre tanto, daba clases en ORT y en el Instituto Normal de Enseñanza Técnica (INET) como trabajo estable.

Aproveché también a salir del país un tiempo a raíz de la música (Zapata, bajo su seudónimo El Bastardo, es uno de los disc jockeys referentes en Uruguay). Un día me llamaron preguntando por el ingeniero Zapata, cosa que no estaba acostumbrado a escuchar, que me querían hablar de un proyecto. Fue por una referencia bastante entreverada, pero ahí surgió mi nombre y el de Ismael Rodríguez, con quien hice todos los proyectos en todas las materias de la carrera. Él justo se había ido a trabajar a Alemania, así que terminé involucrándome solo.

Mencionabas que Perdomo había planteado la idea y un prototipo, pero que había que hacer todo de cero. ¿Qué aportó tu incorporación?

Aporté en el área de la electrónica, entiéndase como hardware y software. Él había armado de forma muy artesanal unos motores, dos arduinos y una placa. Lo que siempre le digo es que es increíble que él haya llegado a ese punto sin saber nada del tema. Mi aporte principal fue rediseñar todo.

Hoy, con la mesa rediseñada, terminada y en funcionamiento, ¿cuál es tu función dentro del proyecto?

Todos evolucionamos. Estamos hablando de un proyecto que arrancó en un altillo con cuatro personas y ahora somos cinco con un acuerdo pesado con una multinacional en China. Si bien mis tareas al principio eran desarrollar un hardware, programar y cablear, hemos conseguido recursos, por lo que ya no estoy tanto programando y desarrollando. Mi rol pasó a ser algo más como un gerente, tengo que hacer la gestión de recursos humanos, porque tenemos personas contratadas que nos ayudan. Es un cargo gerencial, pero sigo siendo el encargado del área tecnológica.

Soy el nexo entre los dos mundos, y es un perfil que está buenísimo. Hace poco fui a China a darles el empujón final en el desarrollo que estaban necesitando allá. Ahí fui 100 % ingeniero. A la noche tenía reuniones como socio de la empresa donde no se discutía de nada vinculado a la ingeniería. Es un punto medio entre el área de los negocios y la técnica. Me permite saber qué es lo que me están planteando cuando me pasan un presupuesto, y lo puedo negociar a nivel técnico para buscar optimizar económicamente.

Atari Pong

Este acuerdo con la empresa China que mencionabas implica que esta va a distribuir las mesas en 80 países. ¿Cómo sigue esto ahora?

La campaña de Kickstarter fue satisfactoria. Tuvimos nuestra inyección más grande de capital y con eso terminamos de hacer el desarrollo como tal. Luego de desarrollar el prototipo funcional, que ya estaba pensado para ser industrializado, empezamos con la búsqueda de proveedores. Ahí dimos con una empresa china, que nos fue a vender los botones, nos preguntó para qué eran y le gustó la idea. Enviaron un ejecutivo y nos terminamos asociando a ellos no solo por la distribución, sino también por la fabricación.

¿Y qué es lo que sigue para la empresa Calinfer?

Sentimos que Atari Pong Table es nuestra Macarena, con el que pegamos el hitazo. Pero no nos vamos a quedar de brazos cruzados. Ahora estamos desarrollando otra versión del Pong para cuatro jugadores, una mesa mucho más grande que no tiene rebotes laterales. La empresa china vio que estaba bueno desarrollar varios subproductos de Pong, que con un par de meses de desarrollo pueden surgir lo más bien.

¿En ese sentido qué tanta responsabilidad vas a tener a nivel del desarrollo? ¿Los chinos se van a encargar de generar los prototipos de esos subproductos?

El hardware que desarrolla la placa y el software que utiliza la mesa lo desarrollamos mi equipo y yo. Después de haber ido dos veces a China empezás a entender un montón de cosas. Ellos son muy pragmáticos y son muy buenos para cumplir cadenas de producción, tienen una gran eficiencia para replicar por mil un producto ya hecho, pero a la hora de la creatividad para desarrollar o buscarle una solución a los problemas, no tanto. La responsabilidad es enorme porque el desarrollo es 100 % nuestro, ellos simplemente replican.

¿Ya se empezaron a construir las primeras mesas?

Estamos en la etapa en la cual salieron las primeras 200 unidades de producción del modelo llamado Coffee.

Jugando al Pong

¿En dónde se van a vender?

Nuestro mercado más fuerte es Estados Unidos, ya tenemos un montón de preventas. Es una máquina con un precio final bastante alto: USD 3.000, por lo que pasó a ser un objeto de coleccionista.

Esas mesas van a distribuidores principales, tenemos una cadena de distribuidores enorme. No son de testeo, pero los distribuidores son los que van a  agarrar esas mesas y van a buscarle hasta la quinta pata. Una vez que esas mesas son probadas por todos los distribuidores de peso, lo envían a sus distribuidores más chicos. Toda esa información vuelve y vemos si hay que hacer ajustes. Pero son detalles finales.

La idea es que próximamente la máquina esté totalmente activada, que se empiecen a entregar todas las preventas, que todos los distribuidores estén provistos.

¿Ven a Uruguay como mercado?

Para nada. Tenemos una sola mesa vendida en Uruguay a través de Kickstarter. Acá hubo dos empresas que estuvieron interesadas en comprarnos un par de mesas: Movistar y la desarrolladora del juego Kingdom Rush, Ironhide Game Studio. A nivel local no tenemos pensado vender. Nos encantaría y vamos a hacer lo posible para venderlas nosotros, que lleguen a precio de distribuidor por más que perdamos algo de plata, por el hecho de que somos uruguayos. Pero si lo hacemos con el sistema que estamos manejando afuera, va a terminar saliendo unos USD 4.500. Puede haber mercado, pero es muy chico.

¿Cuáles son esos conceptos que adquiriste durante tu carrera en Ingeniería que creés que fueron fundamentales a la hora de poner la cabeza en este proyecto, y son a los que los estudiantes deberían poner atención si quisieran llegar a un caso de éxito como este?

Con esta pregunta me sale el docente de adentro. Lo más importante son las competencias que desarrollás a lo largo de la carrera, no tanto los conocimientos.

¿A qué le tienen que prestar atención los estudiantes?

Primero que nada, a desarrollar la disciplina. Es esencial, la carrera te obliga a ser disciplinado para salir adelante y es algo que terminás agradeciendo en la práctica. Yo salí siendo ingeniero y no salí agradeciendo saber programar un micro procesador; salí agradeciendo el hecho de que si alguien me plantea un problema nuevo, no le tengo miedo a ponerme a investigar para sacarlo adelante. Salí satisfecho con la paciencia y la disciplina que desarrollé.

Mi consejo es disfruten de todo el sufrimiento. En un entorno controlado como la universidad, lo peor que puede pasar es perder una materia. Hay que sacarle todo el provecho posible a eso para que cuando toque salir al mundo real, cuando los fracasos salen muchísimo dinero, se pueda salir bien parado de cada situación.

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