Discursos en ceremonias académicas

Ceremonia anual de graduación 2025, 1/4/2025

Versión editada del discurso del rector de la Universidad ORT Uruguay, Dr. Jorge Grünberg, durante la ceremonia de graduación.

https://www.youtube.com/watch?v=zpD5ndH5Rb8

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Señores vicerrectores, decanas, decanos, miembros del cuerpo académico, señores amigos de ORT. Queridas graduadas y graduados y sus familias. Nos alegra recibirlos en esta ceremonia para reconocer el esfuerzo que realizaron a lo largo de estos años. Pueden estar orgullosos, su graduación testimonia su capacidad y su determinación de llegar hasta el final.

Algunos de ustedes son los primeros universitarios en su familia, otros prosiguen la tradición familiar. En todos los casos estoy seguro de que sus familias están hoy muy orgullosas de ustedes. Hoy es un día para estar orgullosos, pero también para agradecer. Agradecer a sus familias que supieron esperar, a los compañeros con los que se ayudaron mutuamente y a aquellos docentes especiales que los inspiraron. Y nosotros, por nuestra parte, queremos agradecerles a ustedes la confianza depositada en nosotros. Estamos seguros de que cada uno de ustedes será un gran embajador de nuestra universidad.

Todo aprendizaje es un camino interminable, un camino que tendremos que seguir a lo largo de todas nuestras vidas. Esperamos haberlos acompañado en ese camino, esperamos haber estado siempre presentes cuando nos necesitaron.

Hace un año perdimos un gran líder, nuestra directora general, mi madre, Charlotte de Grünberg. Su luz no se apagó, nos sigue iluminando. Hace pocos días, el 8 de marzo, recordamos cuánto contribuyó a llevar los derechos de la mujer del discurso a la práctica. Su vida comenzó con miedo como perseguida de guerra, pero rehusó definirse como víctima, se negó a vivir con odio. Toda su vida buscó recordar, ayudar y construir. Su obra enriqueció la educación de nuestro querido país. Supo construir una cultura educativa y afectiva, un espíritu que nos guía, un equipo que era y es como su familia. Muchos le debemos mucho.

Queridos graduados y graduadas: muchos de ustedes deben estar pensando sus próximos pasos. No teman dudar, la vida es incertidumbre, lo importante es cómo la enfrentamos. Nunca sabemos lo que nos depara el futuro, lo único seguro es que va a ser distinto de lo que planeamos. Cuando piensen en el futuro, miren hacia adentro suyo, sus propios valores, sus propias metas, sus propias aspiraciones. Cada plan de vida es único y personal. No persigan los sueños de los demás, sus esfuerzos deben apuntar a proyectos que sean importantes para ustedes. No teman a los inevitables fracasos y frustraciones, si uno no se apropia de sus errores, no se puede apropiar de sus éxitos.

Confíen en sí mismos, porque si no los demás no van a confiar en ustedes. Ejerzan siempre su espíritu crítico y autocrítico. Desconfíen de los dogmas, desconfíen de las verdades reveladas, desconfíen de aquellos que piensan que tienen respuestas para todo. La realidad es compleja, acepten el desafío de pensar en profundidad. Rechacen las explicaciones simples, pero falsas, busquen siempre distinguir las opiniones de los hechos. Busquen siempre expandirse intelectualmente, conocer otras experiencias y puntos de vista. Nuestra visión del mundo es siempre forzosamente limitada y personal. Busquen desafiarse y desafiar, confronten sin temor, sin descalificar las opiniones diferentes.

Estén preparados siempre para cambiar. La capacidad de persuadir y la disposición a ser persuadidos son esenciales para una sociedad innovadora. Eviten pensar en términos de suma cero, en donde la única manera de crear valor es sacándoselo a otro. En un mundo de suma cero, el progreso depende de la acumulación de poder. En un mundo de suma positiva, la inteligencia y el conocimiento abren oportunidades para todos.

Lideren con integridad, con empatía, con respeto. Busquen el propósito compartido, la honestidad intelectual y la lealtad. El liderazgo no es un cargo, es una actitud. El liderazgo no es un privilegio, es una responsabilidad. Sean exigentes consigo mismos, porque es un prerrequisito para exigir a los demás. Estén siempre dispuestos a escuchar. A veces pensamos que el líder se distingue por discursos inolvidables, pero la mayor parte del tiempo los líderes efectivos se distinguen por saber escuchar.

Queridas graduadas y graduados: les toca graduarse en un mundo convulsionado. Vivimos una primavera tecnológica, pero un invierno moral. Esto es preocupante porque tecnologías cada vez más poderosas requieren marcos morales robustos que las contengan. Las redes sociales, por ejemplo, prometían más y mejor información a los ciudadanos, pero en realidad se han transformado en amplificadores de falsedades y fragmentadores de las sociedades. Los celulares nos iban a permitir estar más conectados, en realidad nos aíslan cada vez más.

¿Qué destino nos espera en un mundo de inteligencia artificial, de manipulación genética, de hipervigilancia digital o de tecnología nuclear sin las restricciones morales que deben controlar su uso?

Una de las principales consecuencias de este retroceso moral es la reaparición, lamentablemente, del racismo en una de sus peores formas, el antisemitismo. Unos de los principales síntomas de este retroceso moral es la moral selectiva, aquella moral corrupta que se indigna solo cuando las víctimas son de su agrado. La moral corrupta clasifica a las personas en grupos y les asignan derechos según sus preferencias raciales, religiosas o políticas. Si una mujer de mi grupo es violada, es un crimen indescriptible; si una mujer de otro grupo es violada, se puede entender como parte de una lucha anticolonial.

Mi generación creció bajo el influjo de un libro escalofriante llamado Nunca más, también llamado el Informe Sábato. Ese libro documentaba crímenes en la última dictadura militar en Argentina. Creó prácticamente un vocabulario moral para referirse a lo que es inaceptable en las conductas humanas: desaparecidos, vuelos de la muerte, torturas, violaciones sistemáticas, se transformaron en el canon de la maldad. Muy en especial, en ese libro que hablaba de tantos crímenes, el consenso universal que se forjó a partir de la década del 80, es que había un crimen que era inaceptable bajo ninguna causa, el secuestro de niños. Eso era un consenso hasta que llegó Kfir Bibas. Kfir era un bebé argentino, de siete meses que fue secuestrado el 7 de octubre de 2023 por terroristas de Hamás. El secuestro fue filmado por los propios secuestradores. Después de varios meses, fue asesinado por los propios secuestradores. Kfir vivió más tiempo de su cortísima vida secuestrado que libre.

El caso nos genera infinita tristeza por la víctima y reclamo de justicia, pero lo que más nos estremece es la hipocresía, la repugnante moral selectiva. Personas y grupos que definieron sus vidas en torno a los derechos humanos de repente se callaron cuando secuestraron a Kfir, se callaron cuando lo mataron y se callaron cuando devolvieron su cadáver en un ataúd lleno de folletos de propaganda. El pequeño Kfir no sabía hablar todavía cuando lo mataron, pero nos interpela desde donde esté. ¿Por qué la Cruz Roja no lo visitó nunca? ¿Por qué las organizaciones de derechos humanos no pidieron su liberación? ¿Por qué sus asesinos no están requeridos por la justicia internacional?

La pregunta es cómo pudo reaparecer el antisemitismo luego de las terribles lecciones del Holocausto. ¿Será que el mundo no aprendió nada? El antisemitismo logró reaparecer porque es un virus, un virus que mutó y nuestras defensas no lo reconocen porque ahora se llama antisionismo. Lo transmiten organizaciones de derechos humanos que ignoran la tortura cuando los torturadores son sus aliados. Lo transmiten medios de prensa que mienten y distorsionan. Lo transmiten grupos de carnaval que eligen representar obras antisemitas. Lo transmiten organismos internacionales que tratan al Estado de Israel con estándares diferentes que a todos los demás países.

En muchos sentidos, el judaísmo representa la libertad, la libertad de creer algo distinto a la mayoría, la confirmación de que la coexistencia es posible. Tolerar el antisemitismo es rechazar la libertad. Por más que pronuncie discursos progresistas o lleve banderas o ropa de moda, el antisemita es un inmoral, un irracional y un enemigo de la libertad.

El daño que provoca el racismo en sus víctimas es obvio, pero no menos letal es el daño que causa a la sociedad en general, porque el antisemitismo es una forma de culpar a otros por nuestros fracasos. Es una obsesión, los hechos no tienen causas ni explicaciones, solo surgen de conspiraciones. En una sociedad racista, la capacidad intelectual se desperdicia inventando enemigos y persiguiendo conspiraciones cada vez más fantásticas. Las sociedades infectadas de racismo pierden su capacidad creativa y se terminan devorando a sí mismas. Por eso el antisemitismo es incompatible con un mundo basado en la razón y en la inteligencia.

Queridas graduadas y graduados: el desafío de su generación son las nuevas formas de inteligencia que hasta ahora eran un monopolio de los humanos. La inteligencia artificial no será un cambio tecnológico más, impactará en todas las actividades humanas y eso genera preocupación, genera la ansiedad de que los humanos seamos reemplazados por máquinas. Pero eso no es necesariamente cierto. No es cierto que cuanto más trabajo pueda realizar la inteligencia artificial, menos trabajos tengan los humanos. La complementación entre personas y máquinas tiene el potencial de aportar más prosperidad para todos, pero requiere adaptación. Los humanos tendremos que cultivar habilidades poco automatizables como la intuición, la sensibilidad y la creatividad.

En la era de la inteligencia artificial, los humanos tendremos que reentrenarnos y adaptarnos constantemente. La capacidad de aprender se transformará en una de las destrezas esenciales del ser humano, y nuestro sistema educativo deberá transformarse para cultivar la capacidad de aprender en cada alumno. El gran desafío será lograr que la velocidad de nuestro reaprendizaje sea siempre mayor que la velocidad del cambio tecnológico.

Queridas graduadas y graduados: tenemos mucho para estar orgullosos de nuestro país, pero hay mucho por hacer. Parte de nuestra sociedad tiene formación universitaria, habla otros idiomas, accede a Internet con la velocidad del primer mundo y participa del espíritu emprendedor que abre tantas puertas. Pero demasiados uruguayos carecen de la educación que necesitan para trabajar hoy y para sobrevivir en el futuro. Ustedes, como los más educados de nuestra sociedad, tienen la misión de ayudar a llevar a nuestra sociedad al próximo escalón, un escalón que permita a todos los uruguayos estar siempre adelante del cambio tecnológico que los puede dejar marginados de la vida laboral. Un cambio que evite la creación de una grieta entre personas educadas y educables y los demás.

A veces pensamos: ¿qué puedo resolver yo como una persona más?

Pero no somos intrascendentes. Cada uno de ustedes puede realizar un potencial inmenso si tenemos esa convicción.

Queridas graduadas y graduados: busquen su camino, persigan sus ambiciones, pero siempre piensen en el aporte que pueden hacer a nuestro querido país. Háganlo cada vez más justo y próspero, cada vez más innovador y dinámico. Y hagan lo que hagan, estén donde estén, sepan que ORT siempre será su casa.

Muchas gracias.