Discursos en ceremonias académicas

Ceremonia anual de graduación 2006 - Facultad de Administración y Ciencias Sociales, 28/11/2006

Discurso del rector de la Universidad ORT Uruguay, Dr. Jorge Grünberg, durante la ceremonia de graduación.

Señor Presidente de ORT Uruguay, señora Directora General, señores Decanos y Secretarios Docentes, señores académicos, amigos que nos visitan de otras instituciones, señores graduados y sus familias; en nombre de la Universidad ORT me complace mucho recibirlos en esta ocasión tan especial.

Cuando escucho a graduados expresarse con esa confianza y esa claridad conceptual, pienso que todo es posible. Realmente me deja muy optimista su asertividad, confianza y entusiasmo. Pienso que la mejora y el cambio son realmente posibles en nuestro país.

Como soy el único obstáculo entre ustedes y el vino blanco, voy a ser breve y esto me hace acordar una historia que me hicieron tiempo atrás, nunca supe si era cierta, sobre un profesor que preguntó a sus estudiantes: "¿Si tuviera quince minutos para vivir, en qué elegiría utilizarlos?" Y uno de los estudiantes le contestó por escrito: "Yo los utilizaría escuchando un discurso suyo". El hombre estaba muy contento hasta que dio vuelta la página y decía: "Esto es porque usted hace pasar quince minutos como si fueran una eternidad"

Nos alegra mucho ver aquí a padres, madres, abuelos, abuelas, cónyuges, hijos y todos aquellos que hicieron un trabajo de equipo para que el alumno, hoy graduado, pudiera ver alcanzado su objetivo. Los felicito a todos. El graduado no podría haber culminado exitosamente su carrera sin el apoyo de su familia y más que nada sin la aceptación positiva de su ausencia, esos días y esas noches que lo veían poco, pero en que toda la familia, como un equipo, lo apoyaron a dedicarse a su formación.

Yo sé que algunos de ustedes sienten pena por abandonar la universidad en la cual hemos tratado de hacerlos sentir en su casa durante estos años, pero no se preocupen. Los coordinadores de graduados no van a dejar que se olviden de nosotros. Mientras estén en el sistema solar, los van a buscar para actualizar sus datos e invitarlos a conferencias y cursos de actualización.

Nos sentimos muy honrados y muy responsables por su decisión de depositar su confianza en nuestra universidad. Los años de vida que invirtieron no se pueden devolver y por eso nos sentimos tan responsables y nos congratulamos de que llegaran a feliz término. Esperamos que hayan disfrutado y aprovechado su tiempo en la universidad, que recuerden todo lo bueno y olviden gradualmente lo que les pueda haber frustrado o irritado. Les pedimos comprensión por las carencias que puedan haber sentido y ayuda para seguir aprendiendo en el futuro cómo enseñar cada vez mejor. Una universidad no es una fábrica de enseñar, es una comunidad de aprendizaje en la cual todos enseñamos y todos aprendemos.

Es costumbre ancestral que el Rector ofrezca algunos consejos en la graduación. Yo personalmente no puedo opinar porque me gradué dos veces: una en la Universidad de la República en la cual no hubo ceremonia de graduación y otra en Oxford en donde habló el Rector en latín...

Brevemente quiero compartir con ustedes algunas palabras sobre lo que significa este momento. La graduación es uno de los primeros y más importantes logros personales de sus vidas, algo que no les van a poder quitar, que no se puede comprar, que sólo pudieron obtener con su esfuerzo personal, sostenido e indelegable. La graduación significa una transformación de su relación con la sociedad, un verdadero rito de pasaje hacia la adultez. La tribu de los Machiguengas del Amazonas también tiene su propio rito de pasaje. Atan al adolescente a un árbol repleto de termitas, si éste resiste durante toda la noche lo declaran apto para vivir como adulto en el grupo. Esta no es la forma en que nuestra cultura pone a prueba la capacidad del individuo para vivir en comunidad. No es primariamente la resistencia física o la fuerza lo que conforma a nuestro entender a ciudadanos preparados para formar parte de la sociedad. Lo que a nuestro entender conforma el pasaje a la sociedad es el amor al conocimiento; y la ceremonia de graduación es una nueva forma de un milenario rito de iniciación que representa nuestra fe en el conocimiento como herramienta de crecimiento personal y colectivo.

Como dijo Kierkegaard, "la vida sólo puede entenderse hacia atrás, pero sólo puede vivirse hacia delante". Por lo tanto tenemos que acostumbrarnos a vivir con la incertidumbre y tenemos que utilizar el conocimiento que hemos recibido no para generar certezas inviolables sino para gestionar la incertidumbre. Hay que estar preparados para decidir con incertidumbre, hay que ser flexibles, estar dispuestos al cambio y al riesgo. Recuerden que según Darwin la especie que sobrevive no es la más fuerte, ni la más rápida ni tampoco la más cauta; es aquella que mejor se adapta al cambio.

Y para culminar estas palabras les quiero encargar varios "obligatorios". Fíjense metas ambiciosas. En lo que sea que hagan sean exigentes con ustedes mismos. Ayudemos a cambiar el país en que da lo mismo ahora o mañana, completo o a medias, probado o entregado sin probar. Cambiemos esto. Seamos exigentes con nosotros mismos que es el paso previo a poder ser exigentes con los demás.

Ejerzan con integridad profesional, moral y ética ya que una sociedad moderna se basa en la confianza y nuestro país ha sufrido mucho por profesionales que perdieron la brújula moral. Continúen siempre aprendiendo, haciendo cursos, postgrados, autoaprendizaje, quizás enseñando que es una gran forma de aprender. Muy en especial, cuídense de la tentación de la arrogancia. Para entender la realidad, el conocimiento universitario es importante, pero no es el único.

Para terminar, comparto con ustedes alguna reflexión sobre nuestro país. Creo que es aceptado por todos, todas las generaciones, todo el espectro político, que el modelo tradicional de desarrollo del Uruguay ha quedado anticuado, casi obsoleto. Nuestro país ha quedado atrapado entre dos realidades geopolíticas y geoeconómicas internacionales. Por un lado no tenemos grandes poblaciones trabajadoras con sueldos bajos como China o Vietnam que nos permitan una industrialización en base a costos bajos y tampoco vamos a poder nunca tener esa clase de demografía y tampoco es un destino deseable generar trabajos indiferenciados, de bajos salarios, de trabajos repetitivos. Pero por otro lado tampoco tenemos la tecnología, la innovación o el sistema educativo de países como Corea del Sur, Israel, Taiwan, Singapur, Irlanda o Nueva Zelanda que en relativamente pocos años han creado el capital humano y tecnológico necesario para convertirse en productores de conocimiento.

Como universitarios tenemos que crear un cuerpo de opinión e incidir en la opinión a favor de una modernización del Uruguay que valorice el conocimiento como instrumento de desarrollo y que valorice a las personas como agentes creativos.

Cuando miramos nuestro Uruguay y miramos a esos países que se han ido desarrollando velozmente, adquiriendo niveles de prosperidad desconocidos para ellos mismos en décadas anteriores, vemos que nuestro país tiene, entre otras, carencias en el concepto de servicio público. Todos los países que se han ido desarrollando rápidamente han generado una vocación de servicio, de voluntariado, de filantropía, de Tikun Olam como se dice en hebreo, de ser el que cuida a su hermano, de ser el que ayuda al merendero, a la guardería, el que hace de mentor de alumnos con escasos recursos. Los uruguayos hacemos muy poco servicio a la comunidad. Por un lado tenemos los que no creen en el Estado como empresa (y es razonable que crean que el Estado no es efectivo como empresario), pero por otro lado misteriosamente creen que el Estado puede apoyar efectivamente a todos los necesitados, los que se reinsertan después de la delincuencia, las personas con discapacidad, las personas con enfermedades mentales. Por otro lado están los que creen en que el Estado puede hacerlo todo y como le exigen al Estado todo, están condenando al Estado a no cumplir nada bien y eso impacta en particular a los más necesitados.

Por lo tanto mi mensaje hoy es que consideren conjuntamente el desafío de su desarrollo personal y el de sus familias, pero también debe ser el desafío de la igualdad de oportunidades. Su desafío es tomar su experiencia y su educación y verlos a través de los lentes de los menos afortunados. Su destino nos afecta. Como decía Martin Luther King: "Todos estamos atrapados en una red de mutualidad, todos estamos tejidos en una única tela del destino".

En un año tan especial quiero decir unas palabras finales sobre la paz. En este día de felicidad quiero que al menos un instante y es del punto de vista humanitario, pensemos que hay tres jóvenes de su edad, reclutas de Israel que están secuestrados. Ellos y los muchos inocentes que murieron en el Líbano y en Israel en el mes de julio merecían algo mejor. No merecían ser aplastados por bombas en sus casas, ni morir aplastados por misiles en sus autos, en sus escuelas o en sus trabajos. Estos jóvenes vivían en dos hermosos países, hubieran querido ser vecinos, ir juntos a la playa, cada uno estudiar en las universidades del otro país. Por toda esa gente que merecía algo mejor, es que hoy quiero decirles todo nuestro conocimiento tiene que apuntar no solamente a aprender nueva ciencia, no solamente a aprender nuevas formas de desarrollar nuestra economía, sino a aprender a vivir como hermanos.

Este es un gran día para ustedes y sus familias. Acepten nuevamente nuestras felicitaciones, ayudemos todos a crear un momento de cambio en el país, un movimiento colectivo hacia un país moderno, un sentido nacional de propósito, de desarrollo posible sin excluyentes y sin excluidos. Trabajemos juntos por un generoso y próspero Uruguay y por sobre todas las cosas cualesquieran sean sus opciones y sus caminos, ¡sigan siendo parte de la familia ORT!