Ceremonias de graduación
Ceremonias de graduación

Discurso de la Lic. Agustina Affonso

Palabras de la graduado de la Licenciatura en Economía durante la segunda ceremonia anual de graduación de agosto de 2015.

Buenos días.

Es un honor para mí representar a quienes hoy son graduados de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales.

No puedo comenzar de otra forma que agradeciendo a todas las personas que me acompañaron a lo largo de este largo pero enriquecedor camino. A todos ustedes: muchas gracias.

En este momento tan importante, es inevitable reflexionar... reflexionar sobre muchas cosas por supuesto, pero en particular, no puedo dejar de preguntarme dónde estaría yo ahora de haber nacido 100, 200 o 300 años atrás. Dónde estaría yo ahora si hubiese nacido en una país con una cultura diferente. O en una familia con valores diferentes.

Seguramente mi realidad sería otra. Seguramente no estaría acá en este momento. Quizás estaría entrenándome para ser una excelente ama de casa, para cuidar de mis hijos y del hogar. O con un poco de suerte aprendiendo para ser costurera, tejedora o alguna de esas pocas cosas que era bien visto que las mujeres hicieran.

Y no tiene nada de malo ser costurera o tejedora; lo malo es sólo poder aspirar a hacer alguna de esas pocas actividades, sin tener la libertad para elegir.

En ese contexto cerca del 50% de esta generación de graduados no estaría aquí. Y no precisamente por falta de capacidad, esfuerzo o voluntad. Simplemente por el hecho de ser mujeres.

Es por esto que dentro de mis agradecimientos, agradezco el haber nacido en el momento en que nací, en el país en que nací y en la familia que me tocó. Y sin duda, agradezco a todas y todos los que han luchado para que yo y todas las graduadas podamos estar hoy acá.

Evidentemente aún falta mucho por hacer, la discriminación hacia las mujeres existe, es un hecho. Depende de nosotros terminar con ella. Y para eso, creo la única forma de lograrlo es a través de la educación. La educación en sentido amplio, en nuestros hogares, transmitiéndoles a los más pequeños el sentido de la igualdad en todos los aspectos de la vida. Pero también la educación en un sentido más estricto, la educación formal.

Un estudio realizado en noviembre de 2014 enmarcado en los cuadernos sobre desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas (PNUD)ha demostrado cómo en la brecha salarial entre hombres y mujeres el factor relacionado con la discriminación por razón de sexo se reduce considerablemente en el caso de mujeres con estudios terciarios en comparación con lo que ocurre en el conjunto de la fuerza de trabajo asalariada. Mujeres más educadas demuestran una y otra vez que todos, a priori, somos iguales, que todos podemos lograr lo mismo. Que no debe ser el sexo lo que marque la diferencia en el ámbito profesional o en cualquier otro ámbito de la vida cotidiana.

Está en nuestras manos que esto sea posible. Sé que llegará el día en el que tendremos tan asimilado que hombres y mujeres somos iguales, que será absurdo que un discurso de una recién graduada trate este tema.

Vamos por buen camino, pero aún falta mucho por recorrer. Y no avanzaremos si el tema se banaliza, y no avanzaremos si el tema dejamos que sea problema de otro: es un tema de todos. La igualdad de género no es un asunto de mujeres: es un asunto de los humanos, es un gran desafío que la sociedad enfrenta para poder alcanzar un mayor nivel de desarrollo humano.

¡Sigamos adelante!

Muchas gracias!