Ceremonias de graduación
Ceremonias de graduación

Discurso de la Lic. Romina Gleizer

Palabras de la graduada de la Licenciatura en Diseño Gráfico durante la primera ceremonia anual de graduación de mayo de 2015.

Autoridades de la universidad, docentes, colegas, familia, amigos: buenas tardes. Es un privilegio para mí poder dirigirme a ustedes. Gracias por acompañarnos y agasajarnos con su presencia en esta ocasión.

El mundo del diseño está lleno de referentes. Yo siempre trabaja en educación. Hace más de 10 años, cuando resolví finalmente anotarme en la Licenciatura en Diseño Gráfico, mi referente era un compañero de trabajo en una institución educativa, que estaba a cargo del diseño del material didáctico con el que los educadores encarábamos nuestra tarea. Yo descubrí que este hombre tenía un superpoder: recreaba mis ideas y las convertía en realidad, en algo que se podía ver y tocar. De esta manera, tenía el privilegio de ofrecerles a mis alumnos materiales atractivos, en todo sentido, que conseguían vincularlos con los contenidos que yo quería trabajar. La comunicación fluía. Los objetivos se alcanzaban. La cosa funcionaba. Yo quería ser así de poderosa. Nosotros, los diseñadores, somos así de poderosos.

Muchas veces, cuando inflamos el pecho flameamos nuestra bandera, citamos al reconocido diseñador Paul Rand que planteaba que "todo es diseño, ¡todo!". Muchas veces cuestioné esa idea. Si todo es diseño, todos somos diseñadores. Y es cierto, de hecho es inherente al hombre la capacidad de componer y crear imágenes, volúmenes, objetos, construcciones. Entonces, ¿qué nos diferencia a los diseñadores profesionales del resto de los hombres/diseñadores que habitan este mundo? ¿De dónde viene este superpoder? No crean que voy a revelárselos en esta oportunidad así como si nada... Pero voy a ofrecer algunas pistas.

A lo largo de nuestra formación como profesionales del diseño y la comunicación hemos aprendido a observar. Todo nuestro proceso creativo parte de reconocer nuestro entorno, identificar lo evidente y mirar un poquito más allá, para descubrir nuevas formas. Con el tiempo el desafío fue animarse a deformar. Y luego a sintetizar. Aprovechar todos los recursos que nos brinda el lenguaje y desarrollar las competencias técnicas necesarias para poder llevar a cabo nuestras ideas. Los lápices, la cámara, la computadora, son sólo herramientas. Somos diseñadores profesionales porque diseñamos con la cabeza y con el estómago. Porque en nuestro mundo hay mucho de intuición, pero no tengan dudas, sabemos lo que estamos haciendo.

Agradezco profundamente la dedicación y la paciencia de los catedráticos y docentes en el entrenamiento de nuestra mirada y capacidades. Muchos de sus aportes y correcciones aún me hacen eco en la conciencia cuando me dispongo a trabajar...

Graduarse es un logro personal, pero no deja de ser una suerte de construcción colectiva. Definitivamente hay otras personas involucradas, gente que nos quiere y que a lo largo de los años y las entregas, los exámenes y las presentaciones nos ha acompañado, y hoy están con nosotros, como no podía ser de otra manera, muy orgullosos de lo que hemos conseguido. Me refiero a los compañeros de cursada y a nuestra familia y amigos. Si me permiten, quiero agradecerle muy especialmente a mi marido, Alejandro, que es un gran compañero y me ha apoyado incondicionalmente a los largo de estos años para que empiece, continúe y termine esta carrera.

Y a nosotros, los graduados, nos felicito por el esfuerzo y la constancia; por la valentía de terminar lo que empezamos. Confío en que sepamos involucrarnos en nuestra sociedad, que construyamos puentes. Que capitalicemos la experiencia de los que llevan años desarrollando nuestros mercados y sumemos nuestro aporte, para dar un paso más. Sumar, siempre hay sumar.

Felicitaciones a todos y muchas gracias.