Ceremonias de graduación
Ceremonias de graduación

Discurso de la Ing. Verónica Tortorella

Palabras de la graduada de Ingeniería en Sistemas durante la segunda ceremonia anual de graduación de noviembre de 2013.

Buenas tardes a todos. Gracias por acompañarnos hoy.

Permítanme que les cuente un hecho real: hace unos meses me tomé un taxi desde la universidad a mi trabajo porque estaba lloviendo. Me tocó un taxista muy conversador quien en menos de dos minutos de viaje me preguntó a dónde iba y qué era lo que estudiaba en la universidad. Cuando le respondí que estudiaba Ingeniería en Sistemas interrumpiéndome me acerca su teléfono celular y me comenta que se lo había regalado la hija pero que el GPS no le funcionaba. Y es así que terminé minutos después configurándole la conexión de datos y el GPS al taxista. Me agradeció y me dejó en el trabajo. Ahí, pensando en lo que había pasado, sonreí y me dije a mi misma: “supongo que esto es lo que le llaman gajes del oficio”.

Y mientras seguía reviviendo esa cómica situación me di cuenta que mucha gente no sabe lo que hace un ingeniero en sistemas, y es así que frecuentemente nos topamos con frases como “Vos que estudiás eso, ¿te animás a arreglarme la compu que no me anda el micrófono?” Bueno para aclarar el malentendido, no nos dedicamos a eso, pero adentro nuestro tenemos el chip que nos hace querer solucionar todo, y es así que le arreglamos la impresora al vecino, le instalamos el antivirus al padre de un amigo, y hasta desciframos el enigma de por qué no le anda el gps del celular al señor taxista.

Entonces, ¿qué hace un Ingeniero en Sistemas? La respuesta es muy sencilla: ¡crear todo lo que imagine!

Uno se acostumbra a que de niños nos digan que disfrutemos esos años porque luego vienen las responsabilidades, el trabajo, y se termina todo. ¿Pero esto es verdad? Claro que no. El mundo cambió, y cada vez somos más las personas que amamos lo que hacemos, y ¡hasta nos divertimos haciéndolo! Y desde el primer día uno siente como le cambia la cabeza. ¡Dejá de perder tiempo con esos jueguitos! Apagá la computadora y salí afuera que está lindo. ¿Quién se iba a imaginar que podíamos dedicarnos a eso, lo que una vez era considerado perder el tiempo?

Al principio no fue fácil, en efecto, cuando le conté a mi tío que quería dedicarme a esto, riéndose me dijo “¿Vos Ingeniería? ¿Estás loca? No durás ni dos días”. En las clases las mujeres éramos una clara minoría, y semestre a semestre quedábamos menos. Pero esto nos permitió ir construyendo nuevas amistades con las cuales inicialmente compartimos el estudio, y luego muchos se convirtieron en grandes amigos. Algunas amistades hasta han sobrevivido al Proyecto final, en el cual luego de tantas horas sin dormir y como en cualquier situación de estrés, uno empieza a sentir fastidio por todo aquel que le rodea, y donde una diferencia de opinión sobre el color de la pantalla puede ser motivo de discusiones de horas y horas. Pero al final del día uno es agradecido de haber pasado por todo eso que nos permitió estar donde estamos ahora.

Una vez aprobado el proyecto todos nos preguntamos ¿y ahora qué? Lamentablemente no podemos buscar en Google la respuesta sino que debemos encontrarla dentro de nosotros mismos a partir de las herramientas que nos dieron en la universidad. Y es así que muchos están trabajando en empresas de software, algunos están iniciando sus propios emprendimientos, otros seguimos involucrados en la universidad enseñando lo que nos enseñaron años atrás y otros aún están buscando la respuesta. Lo importante es darse cuenta que tenemos en nuestras manos el poder de realmente hacer un cambio, ya sea en la informática, en la medicina, en la educación, o simplemente arreglarle el celular a un taxista. No hacerlo es faltar a un deber que tenemos para con toda la sociedad. Porque poder hacerlo, podemos.

Antes de finalizar quiero agradecer al programa de becas de la universidad el cual me hizo posible estar hoy acá.

¡Ah!, en cuanto a mi tío: ¡Te equivocaste! Después de todo no estaba tan loca, soy Ingeniera.

Muchas gracias.