Ceremonias de graduación
Ceremonias de graduación

Discurso del Arq. Javier Felder

Palabras del graduado de Arquitectura durante la segunda ceremonia anual de graduación de noviembre de 2007.

Buenos días, un saludo especial a las autoridades y a los que nos están acompañando. Agradezco a quienes consideraron que merecía tomar la palabra en un momento tan importante para todos.

El día que por primera vez entré a la ORT como alumno, me dominaba la emoción, tanto que me parecía que todos lo estaban percibiendo. Había dejado de ser un liceal, un estudiante del nivel secundario y comenzaba a transitar por el puente que me prepararía para desempeñarme en la vida adulta.

Debo reconocer que no fue fácil... Tuve que poner ganas y sacrificar asados, cumpleaños, boliches y espectáculos. Eso en el mundo de afuera, pero dentro de mi también se libraba una batalla. Me llevó un tiempo descubrir que detrás de esa seriedad, o del gesto autoritario, se escondía una meta que me beneficiaría: sacar lo mejor de mí.

Aquellas ilusiones con que inicié el curso se hicieron realidad, porque las exigencias, la calidad y los plazos estuvieron de acuerdo a las expectativas que tenía. Puedo salir al mercado laboral siendo muy joven y con posibilidades de especializarme en algún área relativa a la de arquitectura. El cálido ámbito de trabajo, el buen relacionamiento con los profesores y la práctica de tareas en grupo me dieron un excelente ejemplo para encarar mi trabajo en forma coordinada en mi vida profesional.

Hoy, de nuevo surgieron las ilusiones, la emoción y las expectativas, pero la meta es otra. Ahora debo aplicar los conocimientos que aprendí. Ya soy arquitecto, y mi mirada recorre el exterior, miro los edificios, planeo cambios, imagino desarrollar teorías nuevas, me siento seguro de mis conocimientos y estoy ansioso por aplicarlos.

Como resultado de mis observaciones surge en mí una duda. Me pregunto si lo que observo es la ciudad que realmente elegimos. Estoy de acuerdo con la opinión de algunos estudiosos en la materia porque también percibo una separación entre los proyectos para la construcción de la ciudad y el deseo de los ciudadanos. Me cuestiono si deberemos ir haciendo la ciudad a medida que los problemas surgen o si lo conveniente será hacer planes a largo plazo. Todo esto trabaja en mi mente mientras observo deseando ponerme a trabajar en ello. Me capacitaron para que pueda participar en el logro de esas tareas y aunque en el presente dedico muchas horas a ampliar mi aprendizaje en la aplicación práctica, sólo espero que mi primer cliente no demore en contratarme.

Mis planes para el futuro son muchos, como todos quiero crecer, tener el reconocimiento de la sociedad, el de los que confíen en mi capacidad para saber dar excelente uso de las herramientas que pusieron en mis manos. Asumo en este momento un triple compromiso.

Me comprometo con la sociedad a hacer el hábitat de cada uno que me contrate de acuerdo a las necesidades y gustos y no siempre en busca de una mayor rentabilidad.

Me comprometo a hacer mi trabajo con la misma libertad que la ORT me otorgó evitando cualquier presión u imposición excepto las que surjan del propio trabajo.

Y fundamentalmente me comprometo conmigo mismo a mantener el mismo nivel de exigencia y profesionalismo que aprendí en la Facultad. Paralelamente a mis logros personales, quedará en evidencia la calidad de la enseñanza recibida.

No quiero retirarme sin agradecer en primer lugar a mi familia que me apoyó, me acompañó y me dio una mano cuando la necesité. A mis compañeros del grupo con los que compartí material y horas de estudios. A mis amigos porque tuvieron la paciencia de esperarme para asistir a algún evento programado.

El reconocimiento de que ha sido objeto la ORT me exime de profundizar en la calidad de la Institución, pero hay algo que debo decir o mi discurso estaría incompleto: Gracias por no escatimar esfuerzos para que los estudiantes puedan convertirse en brillantes profesionales.