Hola, buenos días a todos. Hoy me toca el honor de poder dirigirme a todos ustedes como representante de la Facultad de Ingeniería.
Hace ya al menos cinco años que tomamos la decisión de comenzar una carrera universitaria, y en lo personal, de empezar en esta nueva carrera que se llama Biotecnología.
Creo que el primer desafío al nos enfrentamos todos los que estudiamos Biotecnología es aprender a contestar la pregunta: ¿qué es eso que estás estudiando? Digo el primer desafío, porque muchas veces nosotros mismos no teníamos tan clara la respuesta al comenzar, y fue recién a lo largo de la carrera que realmente empezamos a entender que la aplicación de la Biotecnología es tan amplia que la respuesta de qué puede hacer un Ing. en Biotecnología está limitada sólo por nuestra imaginación. Para que no se queden ustedes con la duda, les cuento que de acuerdo a la Convención de Diversidad Biológica la Biotecnología se define como “cualquier aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos”.
Llevándolo a ejemplos concretos, la biotecnología está en productos conocidos por todos como vino, cerveza, pan y queso, entre muchos otros. Pero también se utiliza para detectar y combatir enfermedades. Permite modificar el ADN de una bacteria para lograr que produzca proteínas como la insulina humana o generar células eucariotas con la capacidad de producir un anticuerpo que reconozca una célula cancerosa. Se puede usar para detectar enfermedades, para determinar si una persona es genéticamente propensa a tener una cierta enfermedad, y para producir vacunas.
Con biotecnología se pueden producir enzimas para utilizar en distintas industrias como la alimentaria, y generar plantas capaces de resistir una determinada plaga o condición. También permite tratar residuos y generar energía de una forma amigable con el medio ambiente.
Como se podrán imaginar, a lo largo de la carrera fuimos adquiriendo nuevos conocimientos. Pero además de todo lo aprendido desde el punto de vista académico, si pienso en estos cinco años siento que aprendí muchas otras cosas importantes tanto para la vida profesional como la personal. Miles de horas en el laboratorio me enseñaron la importancia de no rendirse cuando las cosas no van bien, el valor del trabajo en equipo y del esfuerzo. Además, aprendí que querer lo que uno hace es fundamental para poder dar lo mejor.
Esto me lleva a la razón de por qué me decidí a estudiar esta carrera nueva en el país, aun teniendo en cuenta la incertidumbre que esto podía tener asociada. Porque me pareció que realmente me podía dar las herramientas para contribuir en la generación de productos o servicios que puedan llegar a tener un impacto positivo en la vida de alguien. Y pienso que este punto es algo con lo que probablemente muchos de los graduados se sientan identificados.
Sin dudas que, a lo largo de la carrera, luego de horas de estudio o de trabajo, en algún momento todos nos preguntamos… ¿quién me mandó a mí a estudiar esto? Pero creo y espero que hoy todos nos podamos sentir orgullosos de no habernos perdido en la desesperación de esos momentos, y de haber llegado hoy a estar graduándonos.
Los invito de ahora en adelante, a recordar esta motivación inicial que los llevó a anotarse en su carrera, y a tenerla presente siempre que se aparezcan nuevas frustraciones; porque si llegaron a este punto, es porque la motivación y la fuerza de voluntad pudieron más.
Por último, me gustaría agradecer. En primer lugar, a la Universidad ORT y al Laboratorio de Biotecnología por la oportunidad de estudiar esta carrera. A todos los profesores que me transmitieron los conocimientos y la pasión por lo que hacían. A mis amigos y compañeros, a los que me soportaron todas las veces que no podía salir y con los que cursé la carrera, que también ayudaron y acompañaron en todo este tiempo. Y por último a mi familia, que fue un pilar fundamental en todo este tiempo y que sin ellos seguro que no estaría aquí hoy.
Muchas gracias.