Ceremonias de graduación
Ceremonias de graduación

Discurso del Lic. Ramiro Benedetti

Palabras del graduado de la Licenciatura en Comunicación durante la primera ceremonia anual de graduación de abril de 2019.

Buenos días para todos.

Permítanme felicitar a todos los graduados, de las cuatro facultades, así como a sus familiares y amigos, porque estoy seguro que sienten nuestros logros como propios.

La de hoy no es una jornada más, sino que quedará guardada en nuestra memoria durante mucho tiempo. Si bien marca el cierre de una etapa académica, es también una instancia de júbilo y gran emoción.

El final de un ciclo siempre simboliza el comienzo de otro… el de hoy es apenas el puntapié inicial para seguirnos formando y seguir aprendiendo. Hoy, como nunca antes, tenemos a nuestro alcance distintas modalidades para dar un paso más, tanto en nuestro país como en el exterior. La realidad nos muestra que el mundo está evolucionando constantemente, y que nuestra formación debe acompañar estos procesos.

Piensen en la comunicación y el diseño de hace diez años… piensen en el mundo de hace diez años. Palabras como Big Data y WhatsApp no existían, y otras como Facebook, redes sociales o responsabilidad social recién empezaban a aparecer, o por lo menos, no tenían la misma importancia.

Hoy, con el paso del tiempo, las empresas, los mercados e incluso las demandas de los trabajadores y empleadores, se fueron complejizando… con la llegada de internet, las empresas comenzaron a digitalizarse e internacionalizarse.

La sociedad también cambió, y empieza a importar no solo lo que las marcas producen, sino también cómo lo producen, lo que dicen, hacen, valoran y cómo se relacionan con el contexto en el que están insertas.

En este marco cada vez más complejo, la figura del comunicador se presenta como un articulador, como un estratega que concilia las necesidades de adentro de la organización, con las de afuera. En estos grupos están los trabajadores, el sindicato, los proveedores, la empresa, los clientes, el gobierno y todos los actores que tienen (o pueden llegar a tener) algún impacto sobre la organización.

Hace poco fui invitado por la universidad para darles una charla a estudiantes liceales que estaban considerando estudiar Comunicación el próximo año... El título articulador de esa charla -que era común a todos los que exponíamos- fue explicar por qué era el mejor momento de la historia para estudiar comunicación.

En aquel momento, y también ahora, mi principal argumento fue que “desde la comunicación, en cualquiera de sus especialidades, tenemos la posibilidad de cambiar las cosas”.

La comunicación está presente en todas las actividades de las personas y empresas que se les ocurra. En cada página web que visiten, en cada nota del diario que lean, en cada comunicado empresarial, en cada evento, en cada posteo de redes sociales, en cada publicidad y en cada discurso que presencien…. ahí seguramente hubo un comunicador, ya sea en su planificación como en su ejecución.

Nosotros vamos a ser los responsables de gran parte de lo que vean y de lo que comunique una empresa o una figura que nosotros estemos representando. O eso es lo que nosotros entendemos que debería pasar.

Como profesionales, tenemos un importante desafío para que nuestra carrera sea cada vez más reconocida.

Para transformar la realidad de las empresas, los comunicadores analizamos transversalmente todo lo que hace la organización, sus procesos internos, externos, sus vínculos y, a partir de allí, planificamos y ejecutamos acciones que apuntan a la optimización, a la mejora, al mejor posicionamiento y a un mejor relacionamiento de todo el ecosistema. De hecho, eso fue lo que hicimos en nuestros proyectos finales.

Pero claro, este camino de más de cuatro años, que terminó con los proyectos, no lo recorrimos solos, ni mucho menos… allí estuvieron nuestras familias, un pilar indispensable en nuestra formación, no solo en estos últimos años, sino a lo largo de todas nuestras vidas.

A nuestros amigos, “la familia que uno elige”, que estuvieron con nosotros para compartir los momentos más felices, y también en los que precisamos un apoyo adicional.

A nuestros compañeros de generación, con quienes no solo compartimos trabajos académicos, sino también muchísimas anécdotas y experiencias. Sin esos intercambios, el camino no hubiera sido tan rico. 

Finalmente, a todos los docentes y personal de la universidad, quienes nos transmitieron todo sus valores y conocimientos y, a la vez, nos impulsaron a ser los mejores profesionales que podamos.

A todos ellos, y a todos ustedes, muchísimas gracias.