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El arquitecto y diseñador de interiores José María Doldán

11/03/2012
José María Doldán es Máster en Educación Superior y arquitecto, y está especializado en señalética. En esta entrevista habla sobre las nuevas tendencias del diseño en Buenos Aires.
El arquitecto y diseñador de interiores José María Doldán

-Cuéntenos acerca del área en la que usted se especializa y en qué consiste su trabajo

-Soy arquitecto y urbanista. En arquitectura trabajé muchos años en obra. Hará 15 años que me dedico a la arquitectura interior. Mi especialidad –tengo dos posgrados– es señalética (sistemas de señalización). Aparte hago diseño interiorista, pero la especialidad en la que trabajo y me sostengo es con sistemas de señalización.

-¿Cómo llegó a esa especialización? ¿Por casualidad, porque le interesó el tema?

-Llegué por casualidad. Mi acercamiento fue empírico. Cuando era muy joven –me recibí a los 23 años– entré a una empresa constructora y yo era el jovencito que no sabía nada. En esa época había grandes barrios de 3.000 viviendas. Para empezar, a mí me dijeron: “Vos hacé los carteles”. Viajaba y miraba. Observaba. Fui a Europa, miré, tomé nota y empecé a trabajar en la “cartelería” de las obras. No solamente en la organización del espacio, sino también en las direccionalidades, la identificación de la escuela, la iglesia e incluso la identificación del barrio. Ese fue mi acercamiento totalmente empírico a la señalización. Después, con el tiempo, fui perfeccionándome. En la década del 90’ empezó a venir la bibliografía, pero es una ciencia muy nueva. Es una subdisciplina del diseño gráfico.

-¿Por qué quisieron desarrollar el tema de las nuevas tendencias del diseño de interiores en Buenos Aires?

-Fue a sugerencia de Ricardo Chelle [Coordinador Académico de Diseño de Interiores]. Como estoy en la Universidad de Palermo, estoy en contacto con los grupos profesionales, la industria y el comercio. Por otro lado, en nuestro verano, que es el invierno allá [en Europa], hago un viaje porque me gusta ver qué pasa en el mundo. Estuve en Viena, Milán, y la idea es ver cuáles son las tendencias en el mundo, porque eso es lo más valioso que le podemos ofrecer a los alumnos. Con el título que obtengan tienen que vivir. Acá no vienen a pasar tres años a la facultad. El fin último es vivir de esto. Y eso es lo que queremos. Porque el cliente busca lo último. Busca las tendencias. Si ellos saben cuáles son las tendencias, están en la cresta de la ola.

-Haciendo una síntesis, ¿por dónde vienen estas nuevas tendencias a las que usted se refiere?

-Lo que veo hoy en día es que no hay una tendencia única. Hay dispersión. Tengo una hija que es diseñadora textil en Italia y ella me dice que en el diseño de indumentaria pasa lo mismo. Se usa todo. No hay una moda. En diseño de interiores pasa lo mismo. Pese a eso, se pueden detectar algunas tendencias fuertes. Una es la fusión. Los estilos se fusionan. Desde hiperclásicos a hipermodernos. Otro es el vintage (volver hacia atrás). La moda vintage no es lo antiguo; es lo pasado de moda. El concepto vintage aparece cuando, por ejemplo, tenés una silla vieja en tu casa. La gente se muere por las sillas de los años 50’ y 60’. Otra tendencia es el maximalismo. Hasta hace unos años estaba la tendencia del minimalismo. Hay una reacción muy fuerte que viene de Dubai, de los Emiratos Árabes, de la opulencia, la ostentación, el exceso, la desmesura, y eso es el maximalismo. Son interiores barrocos que están llenos de elementos muy grandes en tamaño, como arañas de sesenta lamparitas, por ejemplo.

-Estas tendencias las vio en Milán…

-En Milán y se proyecta acá. No te olvides que el Río de la Plata no tiene una tendencia propia. Tanto Uruguay como Argentina miran mucho a Europa. Entonces, lo que sale de Milán es adoptado inmediatamente por nosotros. Esa es la realidad. Nosotros somos compradores de tendencias; no generadores.

-¿Cree que ya hemos adquirido esas tendencias?

-Eso es una construcción, se da año tras año. Sale el maximalismo y lo adoptamos. Salió el minimalismo y se adoptó. Más que una tendencia, es una actitud de mirar a Europa y de obtener la mayor información posible para aplicarla acá.

-¿A qué atribuye esa actitud?

-A nuestro origen. Al origen europeo, al origen italo-hispano de nuestra población. Todavía la abuela nos habla de la aldea española, o todavía la prima estudia danza española y tiene castañuelas. Todavía hay una remembranza de la aldea natal, algo que está ahí desde la inmigración. Nuestra historia es la historia de los que bajaron de los barcos. Eso está todavía presente en nosotros.

-¿Cree que eso podría revertirse?

-No sé si es necesario revertirlo. Yo me siento muy cómodo en ese lugar.

-¿No sería interesante tener tendencias propias?

-Sí: la tendencia propia es tomar la tendencia ajena.

-¿No es poco original?

-No necesariamente hay que ser siempre original. No hay que exigirse tanto. También creo que generar una tendencia propia requiere de determinados elementos. Uno es la potencialidad industrial que tiene Milán y que nosotros no tenemos. Brasil también la tiene, así como una tendencia que no está ligada a Milán, pero Brasil usa la madera, los textiles, las fibras naturales. Es un país enorme e inmensamente rico. Por ahora, creo que estamos destinados a ese lugar de compartir las tendencias con las grandes usinas.

-¿Cómo afecta en el trabajo diario de un diseñador de interiores convivir con esa realidad de trabajar de acuerdo a las tendencias que llegan desde el exterior?

-En nada. Es de lo más placentero. Es seguir un deseo. No está prohibido ni mal visto que alguien quiera empezar a generar una tendencia, pero por ahora es así.

-De todas formas, supongo que debe haber algún polo de generación de nuevas tendencias rioplatenses. Yo no lo veo. Sí veo en algunos lugares un estilo campestre. El uso del cuero Holando, la madera. Los diseñadores trabajamos de la mitad hacia arriba de la sociedad, y el estilo campero no gusta tanto. Hay una tendencia a la mayor sofisticación. Entonces, esos estilos no tienen mucha acogida. Aquí en Uruguay hay un movimiento de casas de barro muy importante. Se llama “Barros blancos”. Es una arquitecta, Cecilia Alderton, que se dedica a la arquitectura de tierra. Hace las paredes como se hacían en la época de la colonia, de barro, pero incluso de dos pisos y con mirador. Pero no es una tendencia que haya repercutido. No se ve ni en los barrios elegantes de Montevideo ni en Punta del Este. Está en su nicho.

-Hablamos mucho del Río de la Plata, pero ¿no hay diferencias entre el diseño de interiores de Uruguay y Argentina?

-Yo no veo muchas. No sé cómo habrá sido antes. No lo conozco. Pero hoy en día veo los mismos elementos en avenida Italia, en Punta del Este –donde se ha generado un distrito de diseño–, que en Buenos Aires.

*José María Doldán es Master en Educación Superior, UP-UNESCO. Es Profesor de la Universidad de Palermo en los Departamentos de Diseño Visual, Investigación y Producción, y de Teatro y Espectáculo de la Facultad de Diseño y Comunicación. Es miembro del Consejo Asesor Académico de la facultad y Coordinador de ese cuerpo colegiado. Es miembro del Comité Evaluador de Postgrado y responsable del Programa de Vínculos Internacionales de la facultad. Se especializa en señalética urbana, área en la que ha realizado varias publicaciones. Es profesor visitante de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay.

Entrevista publicada en marzo de 2012

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