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Una investigación prometedora sobre células tumorales

27/12/2019
La asistente docente de Investigación del Laboratorio de Biotecnología de ORT, Mag. Sonali Correa, obtuvo el Doctorado en Química del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba), de la Universidad de la República. Su tesis —elaborada junto a sus tutoras Dra. Valeria Grazú, y Dra. Lorena Betancor, catedrática de Tecnología de las Proteínas en ORT— consistió en desarrollar una solución capaz de destruir células tumorales en humanos sin afectar a células sanas.

Su apellido la hace pasar desapercibida, pero su acento no. Correa es india y llegó a Uruguay en 2014 sin saber hablar ni una sola palabra en español. Pero el idioma nunca fue un obstáculo, la pasión por la ciencia —y también, en parte, el amor— la ha llevado a distintas partes del mundo.

Tras obtener su Bachelor of Science de University of Mumbai, en India, realizó un Master in Clinical Research en Cranfield University, en Inglaterra. Cuando se puso a buscar en dónde avanzar con su carrera académica, los doctorados en Estados Unidos surgieron como una opción más que interesante. Sin embargo, su novio uruguayo, Alejandro —a quien conoció en Roma—, la contactó con el Departamento de Biotecnología de la Universidad ORT Uruguay para analizar otras alternativas.

La vasta trayectoria de Lorena Betancor, catedrática de Tecnología de las Proteínas de ORT y quien se convertiría en su tutora de doctorado, fue lo que impulsó a Correa a desembarcar en nuestro país. Con la ayuda de Betancor, Correa comenzó sus estudios para el Doctorado en Química bajo el programa Pedeciba y al año ingresó como asistente docente de Investigación del Laboratorio de Biotecnología en ORT.

La investigación

La investigación de Correa para el doctorado apuntó a desarrollar, a partir de la biotecnología, una solución capaz de destruir células tumorales en humanos sin afectar a células sanas, lo que sí ocurre con tratamientos como la quimioterapia, por ejemplo. Para ello se utilizó el concepto de terapia enzimática directa, que implica hacer uso de enzimas que no están en nuestro organismo para activar moléculas inocuas en otras que tengan actividad antitumoral. Estas enzimas se integraron en lo que Correa define como nanohíbrido.

“Un nanohíbrido es un elemento compuesto por distintos materiales, en nuestro caso una nanopartícula cubierta por una capa en la que se pone una enzima y material silíceo y magnético. Las enzimas tienen un gran potencial, pero cuando nuestro cuerpo está a 37.º C algunas no funcionan de manera óptima; para activarla es necesario que llegue a 42.º C. Para lograrlo, podemos aumentar la temperatura del ambiente usando las nanopartículas magnéticas, que al tener un espacio restringido, generan calor al moverse. Cuando la enzima alcanza la temperatura necesaria, se inyecta el profármaco que permite que la enzima reaccione y mate a las células tumorales”, explica Correa.

En el marco de su tesis doctoral las investigaciones demostraron que es posible integrar la enzima en el nanohíbrido y activarla remotamente para que funcione. Aún resta demostrar que el nanodispositivo funcione in vivo.

Según resume la científica, al localizar el tumor, se inyectaría el nanohíbrido, luego el profármaco y finalmente se debería aplicar hipertermia (aumento de la temperatura) para que el nanohíbrido resulte exitoso. “Es una solución que deja de matar las células sanas y además no requiere cirugía, se puede hacer simplemente con inyecciones”, agrega. Precisamente, por tratarse de inyecciones, es que la investigación fue pensada para tumores sólidos principalmente en la zona del tronco.

Consultada sobre la novedad de esta técnica, Correa indica que hay varios elementos que hoy en día ya se están implementando. Las nanopartículas magnéticas, por ejemplo, se ponen vía intravenosa para que destruyan al tumor a partir del calor. Sin embargo, según la nueva doctora en Química, el calor no se genera únicamente en las células tumorosas, por lo que también puede afectar las sanas.

Por otra parte, la combinación del profármaco con la enzima también se está llevando adelante. Pero la enzima es soluble, por lo que no es una alternativa que sirva para órganos como el estómago, en donde el ácido provoca que la enzima se degrade inmediatamente.

“Con la ayuda de mis tutoras Lorena y Valeria hice una combinación de técnicas para crear una nueva técnica. Así surgió el nanohíbrido”, explica Correa.

Futuro

El tribunal de defensa de tesis de Correa no solo le otorgó la máxima nota, sino que también le indicó que se trata de una investigación con mucho potencial para el futuro. Así es que el próximo destino de la científica es España.

“Ahora me toca trabajar a distancia con Lorena y bien de cerca con Valeria, en el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón. Los equipos para calentamiento magnético todavía no son muy comunes en los laboratorios, por eso no puedo hacer hipertermia en Uruguay”, comenta Correa. El objetivo en Europa es dejar de trabajar con células in vitro, para empezar a aplicar la investigación en cultivos celulares en 3D o en ratones.

Consultada sobre cómo se ve en el futuro, Correa dice que es una persona que siempre tiene muchísimos planes. “En este momento lo que más me gustaría es dedicarme a la investigación clínica y también continuar con la docencia, como hice en ORT”, finaliza.

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