El aprendizaje involucra mucho más que el proceso de educación formal recibida de la escuela o la universidad. Aunque no lo parezca, durante todo el correr de nuestra vida estamos aprendiendo de diferentes maneras.
La innovación tecnológica, la globalización y los cambios sociales acelerados hacen del conocimiento un recurso dinámico que requiere actualización constante para enfrentar los desafíos del mundo actual.
Adaptarse, desarrollarse profesionalmente y participar activamente en la sociedad es cada vez más importante.
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Aprendizaje para toda la vida
El aprendizaje para toda la vida, o lifelong learning, se define como el proceso continuo de adquirir conocimientos, habilidades y competencias, que comienza con el nacimiento y se extiende durante todo el correr de la vida.
Según el artículo “What is lifelong learning? How to stay ahead in your career in today’s changing workforce”, publicado en el sitio web Stand Together como parte de su serie “Future of Work”, el aprendizaje continuo no solo mejora las perspectivas profesionales, sino que también permite a los individuos adaptarse a cambios en sus profesiones o explorar nuevas áreas que antes parecían inaccesibles.
Se realiza tanto de manera consciente como inconsciente e incluye actividades educativas para todas las edades, niveles educativos, espacios y con diferentes propósitos.
Esto significa que el conocimiento adquirido en la escuela o en la universidad no es suficiente para enfrentar los retos del presente y del futuro.
La educación continua se la considera, hoy en día, un pilar estratégico, no solamente para competir en el mundo laboral, sino también para fomentar el desarrollo personal de individuos capaces de aprender, desaprender y reaprender constantemente.
Modalidades de aprendizaje
Existen tres grandes modalidades de educación que interactúan entre sí y enriquecen la experiencia de aprender.
De acuerdo con la Unesco, en su artículo “Lo que hay que saber sobre el aprendizaje a lo largo de toda la vida”, aprender es posible en todas las modalidades:
- Educación formal: El proceso de adquirir conocimiento en instituciones educativas, como escuelas o universidades, siguiendo un programa y objetivos establecidos. Esta es la base por la cual se adquiere conocimientos fundamentales en áreas como matemáticas, ciencias, lenguas y habilidades sociales.
- Educación no formal: Es el aprendizaje adquirido fuera de entornos e instituciones académicas, tales como talleres, cursos o seminarios. Tiene, por lo general, un enfoque más flexible, donde los estudiantes mismos pueden definir sus objetivos, y son más prácticos.
- Educación informal: El conocimiento que se obtiene de manera natural y espontánea, en situaciones cotidianas e interacciones sociales. No hay un plan de estudio ni pruebas para las cuales sacar altas calificaciones. Por el contrario, se trata de conocer el mundo a través de experiencias vividas.
Si bien las instituciones educativas cumplen un papel clave, hoy se reconoce que el aprendizaje ocurre también en entornos no convencionales. En cursos de toda duración, interacciones sociales y a través de la experiencia laboral o los pasatiempos.
Mezclar los beneficios y capacidades de las distintas modalidades de educación permite acceder a nuevas perspectivas, diversas fuentes de conocimiento y lograr una formación más integral.
Beneficios del aprendizaje continuo
El aprendizaje continuo requiere de una mentalidad abierta y receptiva frente a nuevas experiencias y conocimientos. No se trata únicamente de adquirir información, sino de adaptarse, innovar y aprovechar oportunidades.
- Actualización constante: Sin importar que carrera o especialización se haya elegido, estar al día con las tendencias del mercado laboral y tecnológico es crucial para adaptarse a lo que los trabajos del presente y futuro demandan.
- Mayor empleabilidad: Quienes continúan aprendiendo tienen más probabilidades de adaptarse a cambios en su profesión o de explorar nuevas áreas que previamente tenían las puertas cerradas, o parecían imposibles.
- Crecimiento personal y social: Estar abierto a continuar aprendiendo, fomenta la autoconfianza y la motivación al estar mejor preparado para enfrentar nuevos desafíos.
- Estimulación cognitiva: El aprendizaje activo a lo largo de los años ayuda a mantener la mente ágil, previniendo el deterioro cognitivo.
Según el artículo “Hacer del aprendizaje a lo largo de toda la vida una realidad: un manual” de la Unesco, el lifelong learning permite reducir desigualdades al facilitar el acceso a oportunidades educativas para personas de todas las edades y contextos.
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La motivación en el aprendizaje
El aprendizaje no ocurre de manera automática. Una actitud proactiva y motivación son necesarias para seguir explorando e investigando durante todo el correr de la vida, incluso cuando no existe una obligación académica o profesional de por medio.
La educación continua no solo beneficia a nivel individual y laboral, también contribuye a construir sociedades más justas e inclusivas.
Existen dos tipos principales de motivación:
- Intrínseca: Cuando se aprende por placer, curiosidad o interés personal. Por ejemplo, alguien que estudia historia del arte porque disfruta comprender cómo evolucionaron las culturas.
- Extrínseca: Cuando se aprende para alcanzar un objetivo externo, como obtener un ascenso laboral, mejorar el salario o conseguir un certificado.
Ambos tipos son válidos, y en muchos casos se complementan. Lo fundamental es mantener una mentalidad abierta y aprovechar cada oportunidad para aprender algo nuevo que aporte al crecimiento personal y profesional.
Desarrollo de habilidades
Hoy, se necesitan más conocimientos que solamente los técnicos. Hay una demanda de competencias transversales y soft skills, que permitan a los individuos adaptarse a entornos altamente cambiantes.
- Pensamiento crítico y resolución de problemas.
- Creatividad e innovación.
- Comunicación efectiva y trabajo colaborativo.
- Alfabetización digital y tecnológica.
- Capacidad de gestionar la propia formación.
El aprendizaje para toda la vida requiere del desarrollo de estas habilidades de manera intencional, combinando experiencias formales, no formales e informales.
Conocer qué habilidades son importantes no es suficiente para el aprendizaje continuo efectivo. También es fundamental cultivar hábitos que faciliten su desarrollo constante.
- Leer libros, artículos especializados o prensa internacional regularmente.
- Participar en comunidades de aprendizaje, tanto presenciales como virtuales.
- Practicar la autoevaluación para reflexionar sobre qué habilidades se necesitan mejorar.
- Establecer metas de formación, por ejemplo, aprender un nuevo idioma o certificarse en una herramienta digital.
- Integrar cursos formales con aprendizajes informales y experiencias prácticas.
Incorporar hábitos personales en la rutina permite poner en práctica lo aprendido, integrar nuevos conocimientos y mantener la mente activa, convirtiendo la educación continua en una parte natural del día a día.
Estrategias para el aprendizaje continuo
Adoptar el aprendizaje para toda la vida requiere no solo motivación, sino también un enfoque planificado y estrategias claras, con una combinación de hábitos personales, recursos tecnológicos, y la participación activa.
Aprovechar las nuevas tecnologías
La digitalización abrió infinitas oportunidades para acceder a conocimiento actualizado en cualquier momento. Basta con buscar en Google, y abundan los artículos, videos, cursos en línea, pódcasts y canales educativos.
Cada una de estas herramientas permite aprender al ritmo de cada uno, desde cualquier lugar, y de acuerdo con intereses personales.
Participar en comunidades de aprendizaje
Aprender por cuenta propia es posible y a veces necesario, pero no siempre es el único camino. Formar parte de comunidades, grupos de estudio o foros especializados trae numerosos beneficios:
- Fomenta la colaboración y el intercambio de ideas para adquirir nuevos conocimientos.
- Amplían la comprensión de temas específicos, ayudando a otros a la vez que a nosotros mismos.
- Fortalecen las habilidades de comunicación.
- Promueve el trabajo en equipo y liderazgo.
Planificar metas de aprendizaje
Establecer objetivos claros y medibles ayuda a enfocar los esfuerzos y evaluar el progreso. Por ejemplo, aprender un nuevo idioma, alcanzar un certificado sobre una herramienta digital o desarrollar una habilidad nueva relacionada con un pasatiempo o deporte.
Planificar de manera acorde a los objetivos personales, transforma la curiosidad y la motivación en logros tangibles, que se integran en la trayectoria personal y profesional.
Combinar experiencias
Asistir a cursos, talleres o seminarios ofrece estructura y profundidad, mientras que explorar intereses personales, llevar a cabo actividades prácticas o aprender de experiencias cotidianas amplía la comprensión y aporta creatividad.
Combinar las distintas formas de adquirir conocimientos significa potenciar el aprendizaje y la habilidad de adaptarse a distintos entornos.
Es una manera de mantenerse curioso, flexible y conectado con el mundo que nos rodea.
Integrar lo formal, lo no formal y lo informal permite acceder a nuevas perspectivas, enriquecer la experiencia educativa y construir una formación más completa, necesaria para el panorama actual.
Reflexionar y autoevaluarse
Reflexionar sobre uno mismo, teniendo en cuenta las capacidades, los objetivos personales y planes a futuro, permite identificar áreas de mejora en los planes de vida.
La autoevaluación ayuda a ajustar estrategias, reforzar habilidades, y descubrir nuevas oportunidades de crecimiento.
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El aprendizaje para toda la vida no se trata solo de acumular conocimientos o cumplir objetivos profesionales.
Adoptar esta mentalidad prepara a los estudiantes y futuros trabajadores para enfrentar cambios inesperados, descubrir pasiones nuevas nunca antes consideradas, y a construir relaciones más sólidas a través del intercambio de ideas y experiencias.
Más que una estrategia educativa, es una filosofía de vida.
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