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De Salto a la frontera de la biomedicina

12/09/2025
Franco Bernasconi, Ingeniero en Biotecnología, lidera hoy un laboratorio en la startup Nanogrow Biotech en Pamplona, dedicada al desarrollo de terapias basadas en nanoanticuerpos. Su camino comenzó en Salto, con la curiosidad por la biología y el deseo de aplicar la ciencia para resolver problemas reales.
De Salto a la frontera de la biomedicina

Desde niño, Franco se sintió atraído por la naturaleza y los procesos que rigen a los organismos vivos. Si bien en un principio pensó en estudiar medicina, al descubrir la biotecnología encontró un campo que unía el conocimiento biológico con la capacidad de generar soluciones para la salud, el medioambiente y la industria. En 2014 decidió mudarse a Montevideo para iniciar la carrera en la Universidad ORT Uruguay.

"No dudé al ver el buen ambiente, la disponibilidad de recursos, el plan de estudios tan completo y el equipo excelente de profesores. Fue una certeza plena".

Vocación por la salud humana

Aunque fue curioso en todas las áreas, desde temprano tuvo clara su pasión por la inmunología y la biotecnología aplicada a la salud humana. Materias como inmunotecnologías, bioquímica y la optativa de biotecnología en salud resultaron decisivas para orientar su perfil investigador.

En cuanto a momentos decisivos, claramente lo fue la tesis de grado. La posibilidad de llevar a cabo un proyecto de investigación de un año, en un laboratorio con tecnología de punta y con un respaldo académico de profesores e investigadores aportan muchísimo. Además, el proyecto concreto realizado, que consistía en el desarrollo de una plataforma de nanoanticuerpos, en colaboración con la Universidad de Navarra, me abrió las puertas a mis estudios de postgrado.

Una tesis que abrió puertas

La experiencia de la tesis de grado marcó un antes y un después. Durante un año trabajó en el desarrollo de una plataforma de nanoanticuerpos en colaboración con la Universidad de Navarra. Ese proyecto lo preparó en investigación y le permitió dar el salto a sus estudios de doctorado.

*Franco Bernasconi durante su defensa de tesis doctoral en la Universidad de Navarra*

Diferencial de la formación en ORT

Para Franco, la fuerte carga práctica de la carrera fue clave. Haber realizado técnicas de laboratorio de forma intensiva, equivocarse y aprender del error, le brindó seguridad y confianza para su desarrollo académico y profesional.

El salto a Navarra

Gracias al vínculo académico generado en su tesis y al apoyo de su tutora, Lucía Vanrell, surgió la posibilidad de continuar su formación en el Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra (CIMA). Allí completó un doctorado en Medicina Aplicada y Biomedicina, tras obtener una beca.

Desafíos y aprendizajes

El paso al exterior le implicó más retos personales que académicos. Reconoce que la preparación en Uruguay fue sólida y lo dotó de las herramientas necesarias para afrontar la exigencia de un doctorado. Durante más de cuatro años, investigó inmunoterapias basadas en nanoanticuerpos y células CAR-T, un trabajo con impacto en tratamientos oncológicos.

"Siento que la universidad me preparó muy bien para afrontar un doctorado en el exterior tanto en lo profesional como en lo personal".

"No voy a negar que hay que trabajar duro y siendo extranjero los desafíos son mayores que los de un local, pero creo que las herramientas básicas las tenía y tuve la suerte de entrar en un entorno académico muy ameno y enriquecedor en la Universidad de Navarra", cuenta Franco.

"Fueron más de cuatro años de trabajo duro, llenos de desafíos, de caerse y levantarse. En investigación hay que hacerse amigo de la frustración y convivir con ella, porque es normal que lo que uno espera no suceda o los resultados te desconciertan y tengas que darles mil vueltas a las cosas para encontrar una solución".

No obstante, todo este sacrificio tiene su recompensa cuando uno siente que aunque se aporta un diminuto grano de arena, todo ese trabajo contribuye a un avance científico que va a repercutir algún día en cómo se trata a pacientes con necesidades clínicas no cubiertas del todo.

"En mi caso concreto, el lograr identificar nanoanticuerpos específicos frente a diversas señales de interés oncológico, montarlos en células CAR-T como motivo de reconocimiento antigénico y que estos prolonguen la supervivencia en modelos de ratón y muestran un perfil de acción más seguro, hizo que todo ese esfuerzo se llene de significado y valga la pena".

Franco Bernasconi en el laboratorio

Liderando en una startup

Actualmente, tras culminar sus estudios de doctorado en el CIMA, Franco trabaja en Nanogrow Biotech, una startup de raíz uruguaya con sede en Pamplona, como líder de laboratorio.

La empresa se dedica al desarrollo de terapias basadas en nanoanticuerpos, dirigidas a enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico como las autoinmunes, alergias y cáncer.

En el día a día coordina los experimentos del laboratorio, mantiene reuniones con el equipo, colaboradores y advisors, y lleva adelante investigación y desarrollo con la meta de llevar los productos a ensayos clínicos.

Retos y oportunidades

El dinamismo de una startup le exige energía y resiliencia, pero también le ofrece la oportunidad de seguir creciendo. “El mundo de las startup me gusta mucho: hay que tener resistencia a la frustración, pero sobre todo un gran poder de resiliencia”, destaca.

Biotecnología y salud: una relación inseparable

Franco considera que la biotecnología es hoy indispensable para la medicina. Desde terapias CAR-T hasta anticuerpos monoclonales o fragmentados, la inmunoterapia pasó de ser experimental a una base del tratamiento oncológico. “Todo esto no hubiera sido posible sin la biotecnología detrás, haciendo posible lo imposible”, asegura.

"Veo que esta relación tiende a ser cada vez más estrecha. Sin duda la biotecnología es una disciplina que ha marcado un antes y un después en la medicina aplicada, así como en tantas otras áreas. Hace muy pocos años los tratamientos con biológicos eran raros y sobre todo inaccesibles económicamente. Hoy se aprobaron múltiples tratamientos biológicos incluso como primera o segunda línea de tratamiento".

"Hoy se habla de CAR-T en los hospitales, y además de monoclonales, se habla de biespecíficos, de fragmentos de anticuerpos, de ADCs. Hoy la inmunoterapia pasó de ser algo lejano a una piedra angular en el tratamiento del cáncer y otras enfermedades. Y esto no hubiera sido posible si no hubiera biotecnología detrás, haciendo posible lo imposible", explica Franco.

Consejos para futuros biotecnólogos

A los estudiantes que recién comienzan, les recomienda cultivar la curiosidad, trabajar en equipo y nunca perder de vista el propósito.

“El verdadero motor de un ingeniero en biotecnología se enciende cuando existe un propósito y se comprende el impacto que puede tener nuestro trabajo”.

Otro aspecto muy positivo de la carrera es su amplitud, destaca Franco, ya que integra múltiples áreas en las que uno puede desarrollarse: la industria, la agricultura, la bioinformática, la salud, entre muchas otras. Esa ramificación brinda la oportunidad de explorar, conocerse y decidir en qué ámbito se quiere enfocar, dónde se siente más cómodo o dónde percibe un mayor potencial de crecimiento.

Habilidades para investigar

En cuanto a la investigación, resalta la importancia de la resiliencia, la comunicación y la curiosidad constante, junto con la capacidad de definir problemas y estrategias con equipos multidisciplinarios.

"En este camino, las habilidades blandas son fundamentales: resiliencia frente a la frustración, capacidad de trabajar en equipo, buena comunicación, curiosidad constante y el deseo genuino de mejorar".

"Las habilidades técnicas dependen mucho del área de investigación. En mi caso, la biomedicina, considero esenciales: tener una visión clara del problema, identificar qué necesidad queremos resolver y por qué la estrategia elegida es la más adecuada con los recursos disponibles. También es clave conocer a fondo el estado del arte y saber conformar un equipo multidisciplinario. Y, por encima de todo, lo más importante es nunca dejar de hacerse preguntas".