“Desde mucho antes de la llegada de la pandemia, trabajamos en sistemas de enseñanza a distancia, como Moodle, y avanzamos en torno al denominado active learning —aprendizaje activo—”, aseguró el vicerrector de ORT en la mesa redonda “Harnessing the potential of Latin American education through digital learning tools on hyflex and hybrid environments”.
Por ello, cuando irrumpió la pandemia y hubo que abocarse de lleno al ambiente online, “ya teníamos el camino allanado”, precisó.
¿Un mundo virtual?
Para contextualizar en qué condiciones surgió la necesidad de implantar la enseñanza virtual y la híbrida, Fernández explicó que cuando estalló la pandemia, “tuvimos que poner en marcha un programa de emergencia, desarrollar infraestructura, entrenar a nuestros docentes para que la utilicen y adaptarnos a trabajar desde nuestras casas, ya que tuvimos un largo período con las instituciones educativas cerradas. A raíz de eso, implementamos el modo HyFlex®, que consiste básicamente en tener un grupo presencial y otro virtual en la misma clase, haciendo las mismas actividades, y con los que el docente debe trabajar simultáneamente”.
A su vez, destacó las condiciones favorables de conectividad que Uruguay posee, que permitieron lograr estos cambios de forma rápida y eficiente. Sin embargo, mencionó que la adquisición de habilidades para la enseñanza online por parte de los docentes es un proceso que se realiza paso a paso y que lleva tiempo, no es algo que se pueda comprar o instalar, como la infraestructura.
Para tomar verdadera dimensión del alcance de la irrupción de la modalidad híbrida en la enseñanza, Fernández indicó que, llegando al final de la pandemia y considerando todos los niveles, alrededor del 50 % de las clases que se dictan en la Universidad ORT Uruguay se realizan en ese formato, mientras que cerca del 40 % son completamente presenciales (lo que incluye, por ejemplo, laboratorios de química, que requieren de actividades in situ), y un 10 % ocurren exclusivamente en forma virtual.
El verdadero desafío
Según el experto, el desafío no es tanto lograr que los estudiantes se adapten a la técnica del aprendizaje online, sino transmitirles algo que sea verdaderamente importante para ellos y que los mantenga motivados. La clave es captar su atención y mantenerla, para poder desarrollar las actividades que son necesarias para cada curso.
“Pienso que ni la modalidad híbrida ni la virtual podrán ser nunca tan sencillas como el contacto cara a cara”, sentenció Fernández. Por otra parte, comentó que, en el caso híbrido, aparentemente los estudiantes tienden a decantar por la modalidad virtual o por la presencial. Y agregó: “Debemos permanecer atentos a la evolución de este fenómeno, porque al final debemos hacer lo que sea mejor para ellos”.
Asimismo, recalcó que en esta transición se promueve el desarrollo de habilidades generales, para que los estudiantes aprendan a interactuar en un mundo que será una combinación entre híbrido, virtual y presencial. En ese sentido, agregó que algunas habilidades fundamentales en la formación universitaria, como lograr concentrarse en las tareas, aprender nuevas herramientas y adaptarse a los cambios están muy presentes en la transición que se está experimentando.
Para el vicerrector, la pandemia nos mostró que nos podemos mover rápido ante situaciones desafiantes. Por eso, concluyó: “Debemos aprovechar esta oportunidad para introducir todo aquello que aporte valor a nuestra educación”.