El Training Camp es un programa de dos semanas donde estudiantes de distintas universidades se entrenan en programación competitiva. Cada día se realizan clases, simulacros de competencias de cinco horas y espacios de intercambio académico y social. “Es como un curso intensivo en el que el tema común es resolver problemas”, explicó Joaquín.
Primeros pasos y motivaciones
Los tres estudiantes comenzaron a competir hace más de dos años, al descubrir el Concurso de Programación de la facultad. Desde entonces, formaron un equipo estable y decidieron participar en campamentos internacionales. “Queríamos mejorar nuestro nivel y aprender de quienes ya habían llegado a mundiales. La primera vez fue un shock ver la exigencia, pero volvimos con más preparación y ganas”, recordó Joaquín.
Desafíos del entrenamiento
El ritmo de los training camps es exigente: jornadas diarias de estudio y competencias que ponen a prueba la resistencia mental y el trabajo en equipo. “Al principio nos costaba mantener el rendimiento después de las primeras horas, pero este año sentimos que progresamos: pudimos resolver problemas en la cuarta y quinta hora de competencia”, contó Juan Manuel.
Aprendizajes técnicos y humanos
Además de perfeccionar algoritmos avanzados y técnicas de resolución de problemas, los estudiantes destacan el valor de las habilidades blandas.
“La comunicación y la organización son tan importantes como la parte técnica. Con el tiempo logramos entender cómo piensa cada uno y eso nos da una gran ventaja como equipo”.
Una comunidad global
Los estudiantes resaltan el sentido de comunidad que se vive en estos encuentros. “Todos compartimos la misma pasión por la programación. En las competencias cada equipo trabaja por su cuenta, pero al salir volvemos a ser amigos, intercambiamos ideas y aprendemos unos de otros”, contó Joaquín.
Ganadores en ORT
El equipo obtuvo el primer lugar en el Concurso de Programación de ORT, lo que les permitirá representar a la universidad en Argentina.
“Competir en ORT es un primer paso dentro de un ciclo que sigue con las regionales, las superregionales y, finalmente, los mundiales”, explicó Juan Manuel.
Proyección y futuro
El objetivo del equipo es claro: seguir avanzando hasta llegar al Mundial de Programación. “Estas instancias son clave porque nos preparan académicamente, pero también nos abren puertas profesionales”, destacó Nahuel.
Los estudiantes explican que las competencias funcionan como una vitrina de talento: permiten entrenarse en la resolución de problemas complejos, bajo presión y en equipo, justo lo que buscan las grandes compañías de tecnología.
“Muchas empresas internacionales son sponsors de los training camps y reclutan directamente a los participantes. Conocemos casos de compañeros que hoy trabajan en Google, Microsoft, Amazon o Huawei gracias a estas oportunidades”, contó Juan Manuel.
Para ellos, la experiencia no solo mejora sus habilidades técnicas en algoritmos y ciencias de la computación, sino que también les otorga competencias transferibles al mundo laboral. “Resolver un problema de programación competitiva se parece mucho a un code challenge, el tipo de prueba técnica que usan las empresas para seleccionar ingenieros. Haber entrenado en este entorno nos da una ventaja concreta”, resumió Joaquín.