Ceremonias de graduación
Ceremonias de graduación

Discurso del Lic. Jonathan Arriola

Palabras del graduado de la Licenciatura en Estudios Internacionales durante la primera ceremonia anual de graduación de agosto de 2012.

Buenas tardes a todos y gracias por acompañarnos hoy en esta ceremonia.

En primer lugar debo expresar mi profundo agradecimiento por haberme designado para representar a los graduados de la Facultad de Administración y Ciencias Sociales en esta celebración tan significativa para todos nosotros.

Recuerdo con nostalgia el primer día de esta aventura, cuando el Dr. Labadie, dándonos una calurosa bienvenida, nos decía que quienes estudiábamos Estudios Internacionales éramos todavía una pequeña “tribu” pero en rápido crecimiento dentro de la Facultad. Y así fue. Recuerdo también a los nuevos profesores y a los compañeros quienes, invadidos por el entusiasmo y la ansiedad, compartían conmigo la ilusión de llegar hasta este capítulo emocionante de nuestras vidas. Gracias al esfuerzo personal y al apoyo de la familia y amigos, vaya para ellos nuestro reconocimiento, hoy culminamos una etapa para emprender una nueva. Nos deparan numerosos desafíos, sin embargo, la Universidad nos ha preparado para enfrentar a todos y cada uno de ellos.

Es tópico ya señalar la excelencia académica de ORT. Allí contamos con un cuerpo docente idóneo, que no sólo supo impartir conocimientos de calidad sino que estuvo siempre dispuesto a involucrarse directamente en nuestro crecimiento. Por otro lado, y quienes tuvimos la oportunidad de estudiar en el extranjero, sabemos que la universidad no tiene nada que envidiarle a sus pares europeas o norteamericanas. Se nos ha dotado de las herramientas necesarias para poder competir mano a mano con colegas de otros horizontes. De ello dan fe tanto el elevado número de estudiantes que deciden cursar un semestre internacional o continuar sus estudios de posgrado en el exterior, como aquellos que optan por desempeñar su profesión fuera del país.

Sin embargo, quisiera resaltar algo que hace de esta Universidad una institución única. Esta no sólo proporciona lo indispensable para lograr nuestro óptimo desarrollo académico. También nos introduce en una cultura destacable, que nos enseña a perseguir, aún en las cosas más simples, la siempre inalcanzable perfección y que nos exhorta a superar la estrechez de miras para proyectar y proyectarnos en grande.

En la Universidad ORT, aprendemos el respeto de horarios y fechas, el cuidado de las formas, la importancia del trabajo en equipo pero también de la responsabilidad individual. Estos valores forman parte integral de nuestra formación y son tan o más importantes que el conocimiento práctico. Desde aquí, entonces, felicitamos a todos aquellos que hacen posible este clima peculiar, desde la gente de bedelía, fotocopiadora y biblioteca hasta los profesores y coordinadores de las carreras. En lo personal, debo agradecer al Prof. Andrés Bancalari, quien estuvo siempre abierto a recibir nuestras inquietudes y especialmente al Prof. Javier Bonilla Saus, a quien le debo lo mejor de mi formación intelectual.

No quisiera culminar este mensaje sin antes esbozar una reflexión sobre los desafíos que el mundo contemporáneo plantea y que deberemos afrontar en breve.

Vivimos en un mundo de rápidas transformaciones. Se me dirá, con razón, que ello ha sido siempre así. Que la historia es la historia del cambio. Sin embargo, nunca se han visto tantas y tan vertiginosas transformaciones como en esta época. Nuestra generación es testigo de ello. En un puñado de años, asistimos a la introducción del Euro y sus cuestionamientos, la caída de las Torres Gemelas y la guerra de Irak, el ascenso de China y el cambio climático, la crisis internacional y la primavera árabe. Al mismo tiempo, la tecnología ha tornado porosas las fronteras, achicado las distancias y agilizado el comercio. Somos más eficientes en la producción de recursos, en la transmisión de información, en el abaratamiento de los costos y maximización de las ganancias.

Es por todo lo anterior, que los verdaderos problemas de hoy, en donde parecen ser pocos los horizontes infranqueables, están más vinculados a los fines que a los medios. Hoy más que nunca, no basta con equiparnos con conocimientos técnicos y científicos. Se hace urgente endosarles a ésos conocimientos una ética y una razón de ser, sin los cuales éstos nada valen. Necesitamos, en otras palabras, cultivar eso que los alemanes llaman Bildung y que implica, de un lado, el desarrollo pleno de uno mismo, de sus capacidades y talentos y, del otro, la conformación de una cultura universal, fundamentada en el respeto y la comprensión. Sólo así podremos afrontar los cambios que nos esperan y sólo así podremos ver, estimados colegas, la cara más brillante del progreso.

¡Felicitaciones graduados y muchas gracias a todos!