Preparar un examen puede poner a toda persona nerviosa, sin importar la edad, el nivel de dedicación o los años de estudio. Para un estudiante universitario, esta experiencia puede resultar incluso más estresante, pero hay una buena noticia.
Aprender a estudiar de forma estratégica y sin pánico es posible. Antes de permitir que la mente se ponga en blanco y aparezcan los nervios, es recomendable seguir algunos consejos, no solamente para llegar a calificaciones altas, sino también para cuidar la salud mental y perderle el miedo a las evaluaciones.
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Preparar un examen sin estrés
Estudiar en la universidad es una experiencia que puede ser de lo más enriquecedora, pero al mismo tiempo desafiante. A diferencia de la escuela o la secundaria, por fin somos capaces de elegir el camino que queremos tomar, pero el nivel académico es más exigente.
Esta ansiedad académica, especialmente relacionada con los exámenes, no solo afecta el estado de ánimo, sino también el rendimiento.
Cuando el estrés es alto, la capacidad de concentración y retención de información disminuye.
Esto significa que, aunque un estudiante haya estudiado, los nervios pueden jugar en contra y hacer olvidar la información en un momento clave.
Por eso, la preparación para un examen no debe enfocarse únicamente en memorizar, sino también en cuidar la salud mental y gestionar el tiempo.
Algunos beneficios de estudiar sin entrar en pánico incluyen:
- Mejor retención de la información: Un estado mental relajado favorece la memoria a largo plazo.
- Mayor confianza: Estudiar con un plan claro da seguridad el día del examen.
- Reducción de errores: Menos estrés significa menos bloqueos mentales.
- Aprovechamiento del tiempo: Las estrategias efectivas permiten aprender más en menos horas.
El error de estudiar a última hora
Dejar la preparación de un examen para último minuto es uno de los escenarios más frecuentes para los estudiantes en la universidad. Desafortunadamente, también es común entrar en pánico.
La procrastinación académica hace que el tiempo no sea suficiente para repasar y comprender los temas. El resultado final es noches sin dormir, exceso de cafeína y un estado de nervios que impide rendir bien.
Si bien este escenario es completamente evitable, para reducir el estrés y mejorar la calidad del aprendizaje es fundamental aplicar técnicas de estudio efectivas y empezar la preparación con suficiente antelación.
Estrategias de estudio
Más que sentarse releyendo apuntes durante horas, una buena preparación académica requiere planificación, organización y aplicación de técnicas probadas.
Estos son algunos métodos para la preparación de exámenes que pueden empezarse a usar hoy mismo.
Planificar con anticipación
El primer paso para evitar el pánico es crear un calendario de estudio que incluya todas las fechas importantes para tener en cuenta durante el semestre. Estas pueden ser tanto exámenes teóricos, como entregas de proyectos o trabajos de clase.
Se sugiere dividir el temario en bloques y asignar un día específico para cada una de las pruebas. Esto permitirá avanzar poco a poco y tener amplio tiempo para repasar.
Recomendaciones para una buena planificación:
- Usar una agenda física o una app como Google Calendar.
- Reservar tiempo extra para los temas más complejos.
- Incluir pausas para evitar el agotamiento mental.
Tener un calendario de estudio ordenado es una herramienta visual muy útil para optimizar el tiempo, priorizar contenidos y llegar al examen con seguridad.
Usar la técnica Pomodoro
La técnica Pomodoro consiste en estudiar durante 25 minutos y descansar 5 minutos. Cada cuatro “pomodoros” se hace una pausa más larga de 15-30 minutos.
Este método ayuda a mantener la concentración y evita que el cerebro se sobrecargue. Para los estudiantes universitarios, esta técnica viene con varios beneficios, tales como:
- Mejorar la productividad.
- Facilitar la gestión del tiempo.
- Reducir la fatiga mental.
La técnica Pomodoro no solamente ayuda a priorizar el tiempo de estudio, sino también el tiempo de descanso. La idea es realizar una actividad diferente durante las pausas, para que regresar a estudiar no sea un esfuerzo.
- ¿Querés saber cuál es la mejor manera de estudiar? Preparate para la vida universitaria: 5 consejos para ser más productivo al estudiar en la universidad
Practicar con exámenes anteriores
Una forma de ganar seguridad es hacer simulacros con exámenes de años anteriores, y usando condiciones similares. Por ejemplo, estableciendo un tiempo límite o sin consultar materiales externos.
Esta práctica no solo permite al estudiante familiarizarse con el tipo de preguntas que puede encontrarse en una evaluación, sino que también ayuda a entender el nivel de dificultad y la forma en que suelen evaluar los contenidos.
Cuando se entrena de esta manera, se reduce el riesgo de quedarte trancado en una pregunta y se aprende a distribuir mejor la atención.
De no disponer de exámenes anteriores, se puede crear preguntas propias a partir de los apuntes o forma un grupo de estudio donde cada miembro prepare un pequeño cuestionario para los demás.
Usar métodos de estudio activos
Muchos estudiantes cometen el error de limitarse a leer y subrayar, pensando que eso será suficiente.
El aprendizaje activo es mucho más eficaz para retener información y comprender conceptos en profundidad.
El aprendizaje activo se basa en la interacción con el contenido en lugar de solo revisarlo pasivamente.
Por ejemplo:
- Enseñando el tema: Explicar un concepto en voz alta como un profesor obliga a estructurar la información y detectar los temas que son más débiles.
- Mapas mentales y diagramas: Organizar visualmente las ideas principales ayuda a conectar conceptos y recordar datos más rápido.
- Tarjetas para memorizar: Son muy útiles para definiciones, fórmulas o fechas importantes, ya que favorecen la repetición espaciada, un método comprobado para mejorar la memoria a largo plazo.
Este enfoque no solo aumenta la comprensión real del tema, sino que también hace que estudiar sea más interesante, evitando la monotonía que lleva al cansancio mental.
Mantener hábitos saludables
Las buenas calificaciones no dependen únicamente de cuántas horas se pase estudiando, sino también de cómo se cuida el cuerpo y la mente. Un cerebro cansado no estará en las mejores circunstancias para rendir al máximo durante un examen.
Claves para mantenerse en óptimas condiciones:
- Dormir lo suficiente: Dormir entre 7 y 9 horas favorece la consolidación de la memoria. Estudiar toda la noche puede parecer una buena idea, pero en realidad perjudica el rendimiento.
- Alimentación equilibrada: Incluir alimentos ricos en omega-3, proteínas y antioxidantes mejora la concentración.
- Hidratación: Incluso una ligera deshidratación puede afectar la capacidad de concentración, así que es importante siempre tener agua a mano mientras durante sesiones de estudio.
- Ejercicio ligero: Actividades como caminar, estirar o practicar yoga liberan endorfinas, reducen la tensión y mejoran el estado de ánimo.
Mantener estos hábitos no solo ayuda durante la semana del examen, sino que mejora el bienestar general durante todo el semestre.
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Gestión emocional y mental antes de un examen
Sin importar la cantidad de horas de estudio, si los nervios toman el control, el rendimiento puede verse afectado.
La ansiedad ante un examen es una reacción común para todo estudiante, pero aprender a controlarla es clave para llegar a los objetivos deseados. La ansiedad surge porque el cerebro interpreta el examen como una amenaza, lo que acelera el corazón, tensa los músculos y dificulta la concentración.
El objetivo es enseñarle a la mente que el examen no es un peligro, sino una oportunidad para demostrar los conocimientos.
Técnicas de relajación antes de un examen
- Respiración profunda y controlada: Antes de empezar a estudiar o justo antes del examen, se aconseja dedicar un minuto a inhalar profundamente por la nariz, sostener el aire unos segundos y exhalar lentamente por la boca. Esto reduce la tensión muscular y la frecuencia cardíaca.
- Visualización positiva: Imaginar que se entra al aula con seguridad, leer las preguntas con calma y responder con claridad. La visualización ayuda a entrenar la mente para actuar con confianza.
- Meditación breve: Incluso 5 minutos de meditación guiada pueden ayudar a centrar y reducir la dispersión mental.
Consejos para el día del examen
Ante todo, es importante salir de casa con tiempo para evitar correr o llegar apurado a la evaluación, porque eso eleva el nivel de estrés.
Por otro lado, se aconseja evitar conversaciones ansiosas con otras personas. Lo que no se haya logrado memorizar para ese momento no debería pesar en la mente en el momento del examen. Preocuparse solo incrementa la inseguridad.
Leer todas las preguntas antes de responder. De esta manera, se prioriza las que se tienen más claras y se distribuye mejor tu tiempo. Por último, tomar pequeños descansos mentales para cerrar los ojos, respirar hondo y volver a responder con más confianza.
Impacto positivo en la vida académica
Estudiar con un plan y mantener la serenidad, no solo mejora el rendimiento en exámenes, sino que también se desarrollan habilidades valiosas para el futuro profesional: disciplina, gestión del tiempo, resiliencia y autocontrol.
Al reducir la ansiedad, la experiencia universitaria se vuelve más equilibrada y satisfactoria.
Los estudiantes que aprenden a planificar con anticipación, utilizan técnicas de estudio activas y cuidan de su bienestar físico y mental, tienen una ventaja clara frente a quienes improvisan o dependen únicamente de la memoria de último minuto.
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Para estudiantes que quieren mejorar su rendimiento académico sin sacrificar su bienestar, el éxito se construye día a día.
No hay necesidad de esperar a sentir la presión de la semana de exámenes para actuar; los hábitos y estrategias deberían ser constantes.
Al final del día, un examen es solo una oportunidad para demostrar lo aprendido, no un enemigo a vencer. Con preparación, método y calma, se pueden lograr grandes resultados y disfrutar del camino.
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