Elegir una carrera universitaria es una de las decisiones más complejas e importantes que una persona puede tomar en su vida. No solo tiene el poder de impactar en el desarrollo profesional, sino en el bienestar emocional y la satisfacción personal.
Se suele tomar esta decisión apenas terminada la secundaria, muchas veces con apuro o con un cierto nivel de dudas, especialmente cuando falta información.
Pero, ¿cuándo se debería pedir ayuda? ¿Cómo saber si alguien necesita apoyo externo? Este artículo explora los momentos clave en los que la guía profesional puede marcar una diferencia significativa.
¿Qué es la orientación vocacional?
Se le llama orientación vocacional al proceso que ayuda a las personas a descubrir sus intereses, habilidades y valores. El objetivo es elegir una carrera profesional y un trabajo futuro que se alinee con la identidad y aspiraciones de cada persona.
La evaluación psicométrica es una herramienta frecuente utilizada por orientadores vocacionales para medir la capacidad de las personas para resolver problemas, evalúan rasgos de la personalidad y consideran sus habilidades específicas.
Cuando las personas eligen una carrera que se adapta a sus características y expectativas, es más probable que se sientan motivadas, comprometidas y satisfechas con su elección.
El proceso también puede incluir entrevistas individuales, test vocacionales, actividades de reflexión y acceso a información sobre carreras y mercados laborales.
Tradicionalmente, la orientación vocacional estuvo apuntada a estudiantes de secundaria antes de comenzar la universidad, pero la realidad es que es un proceso útil para diferentes momentos de la vida, incluyendo cambios de carrera, crisis laborales o reorientaciones profesionales en adultos.
¿Es normal no tener claro qué estudiar?
Uno de los principales motivos por los que los jóvenes buscan orientación vocacional es la incertidumbre. No estar completamente seguro de qué carrera elegir, o incluso no tener idea, es más común de lo que parece.
Durante etapas tempranas de la vida en las que aún se está formando la identidad personal y profesional de las personas, es normal pasar por momentos de confusión, especialmente con la cantidad de opciones disponibles.
Algunas dudas que pueden surgir son:
- ¿Debería seguir una carrera con buena salida laboral o una que me apasione?
- ¿Qué pasa si me equivoco de carrera?
- ¿Cómo sé si soy realmente bueno en esto?
- ¿Y si lo que me gusta no es rentable?
Estas preguntas son señales de que existe un proceso de búsqueda y reflexión, que puede también traer consigo errores a la hora de tomar una decisión sobre una carrera universitaria.
Pero si esa incertidumbre genera ansiedad o presión, entonces puede ser un buen momento para pedir ayuda profesional de parte de orientadores vocacionales, quienes pueden ayudar a esclarecer la información y eliminar dudas.
Factores que dificultan tomar una decisión
Existen múltiples razones que pueden hacer más difícil la elección de una carrera.
Algunos de los más comunes incluyen:
- Presión familiar o social: Cuando la decisión está condicionada por las expectativas del entorno, en lugar de responder a intereses personales.
- Falta de información: No conocer las opciones académicas o los perfiles profesionales que existen.
- Miedo al fracaso: El temor a equivocarse puede impedir que se tomen decisiones, o que se exploren caminos no convencionales.
- Autoestima baja o confusión personal: No tener claridad sobre las propias fortalezas y debilidades hace más difícil identificar una vocación.
- Demasiadas opciones: A veces el problema no es la falta de alternativas, sino tener demasiadas y no saber cómo priorizarlas.
Cuando estos factores se hacen presentes, la ayuda de un orientador vocacional puede ofrecer claridad, estructura y confianza en el proceso.
¿Cuándo pedir ayuda?
Aunque cada persona es distinta y no existe una receta única, hay momentos clave en los que pedir orientación vocacional puede marcar una gran diferencia.
Estos son algunos de los escenarios más comunes donde buscar ayuda profesional resulta especialmente útil.
Cuando hay dudas sobre qué estudiar
Este es quizás el caso más fácilmente identificable, porque hay una gran posibilidad de que todos nos hayamos hecho esta pregunta en algún momento de nuestra vida.
Para quienes están cursando el último año de secundaria, y no tienen la más mínima noción de qué carrera les interesa, consultar a un orientador vocacional puede ser muy útil para identificar opciones que se alineen con el perfil de la persona.
Cuando hay demasiadas opciones
En ocasiones, personas con intereses diversos pueden sentir que su perfil se acomoda a más de una carrera. Esto puede ser tanto una ventaja como una fuente de indecisión, ya que tener más opciones también trae consigo el miedo a equivocarse.
Un orientador vocacional puede ayudar a visualizar los pros y contras y guiar a la persona a tomar una decisión más informada.
Si bien equivocarse en la elección de carrera no es el fin del mundo, pasar por un proceso de orientación vocacional permite profundizar en cada opción antes de tomar una decisión.
Cuando la decisión no es clara
Tomar una decisión apresurada o influenciada en gran medida por factores externos, puede traer luego muchas dudas si se tomó la decisión correcta.
Antes de iniciar una carrera o durante los primeros meses del primer año universitario, la orientación vocacional puede ayudar a reafirmar el camino elegido, o redireccionar hacia uno nuevo.
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Cuando hay arrepentimiento
Después de elegir una carrera universitaria y haber pasado un par de semestres o incluso años cursándola, es posible sentirse desmotivado, frustrado o simplemente descontento con la elección.
Puede ser que esa no sea la carrera correcta, o quizás haya algo más que se está buscando explorar. Sea por la razón que sea, cambiar de rumbo es algo común y válido para muchas personas.
Un proceso de reevaluación puede ayudar a reconectar con los intereses de uno, y replantear la elección antes de tomar una nueva.
Cuando hay presión externa
Muchos estudiantes sienten que deben responder a las expectativas de sus padres, amigos o incluso del entorno social.
En estos casos, una guía profesional es útil para separar lo que alguien realmente quiere hacer, de lo que otros esperan.
Preguntas clave
Muchas veces, al pensar en orientación vocacional, lo más usual es pensar que se realiza una prueba o se obliga a elegir entre dos carreras.
Pero el proceso puede abordar una gran variedad de preguntas personales, académicas y profesionales.
Algunas de las más comunes incluyen:
- ¿Qué carreras están alineadas con los intereses personales?
Un orientador ayuda a explorar las pasiones de cada individuo y cómo pueden traducirse en profesiones concretas. - ¿Qué habilidades influyen en la elección de carrera?
Muchas personas desconocen sus propias fortalezas o no saben cómo aplicarlas en el mundo laboral. La orientación vocacional es ideal para identificar competencias y ver en qué carreras tienen mayor aplicación. - ¿Qué valores personales son reflejados en la vida profesional?
Algunas personas priorizan la estabilidad, otras el impacto social, otras la creatividad. Un orientador vocacional puede reconocer qué aspectos un estudiante puede valorar más en un trabajo o entorno profesional. - ¿Cómo influyen las emociones y creencias en la toma de decisiones?
A veces hay miedos, mandatos familiares o inseguridades que condicionan la elección. Trabajar estos aspectos permite tomar decisiones más libres y conscientes.
Beneficios de recibir orientación vocacional
Más allá de la ayuda para elegir una carrera, la orientación vocacional tiene una serie de beneficios que impactan a nivel personal, académico y profesional.
Entre ellos:
- Aumenta la seguridad en la toma de decisiones: Al tener información clara y conocerse mejor, disminuye la ansiedad frente a la elección.
- Mejora el rendimiento académico: Al estudiar algo que a uno le interesa genuinamente, es más probable que esa persona esté motivada y comprometida con el camino elegido.
- Reduce el riesgo de abandono universitario: Muchas deserciones se deben a elecciones mal informadas. Una buena orientación reduce ese riesgo.
- Promueve el autoconocimiento: La orientación vocacional promueve entender quién somos, aparte de la parte académica, qué nos apasiona y hacia dónde va nuestro camino.
- Fomenta la planificación del futuro: La orientación vocacional permite visualizar a largo plazo el camino académico y laboral, y proyectar con objetivos realistas.
Consejos prácticos para elegir vocación
Empezar a pensar en la elección de carrera o considerar un cambio de rumbo no es sencillo, y puede traer un poco de ansiedad o incertidumbre.
Estas son algunas recomendaciones y consejos útiles para hacer de este proceso más sencillo o llevadero.
- Dedicar tiempo a conocerse a uno mismo
- Informarse sobre las carreras
- Participar en talleres, charlas, pasantías o incluso actividades extracurriculares
- Conversar con personas del área
- Buscar apoyo profesional
- Te recomendamos: cómo elegir una carrera universitaria en Uruguay
Definir una profesión no es una tarea sencilla, y no tiene por qué serlo. Se trata de un proceso personal, complejo, y en muchos casos emocional.
La buena noticia es que no hay necesidad de recorrer ese camino solo.
La orientación vocacional es una herramienta poderosa para encontrar claridad, confianza y motivación en una etapa clave de la vida.
Para quienes se encuentran en ese momento de dudas o transición, pedir ayuda puede ser la mejor decisión para el futuro. Elegir bien una carrera es también elegir el estilo de vida, entorno y crecimiento como persona y como profesional.
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