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Año sabático: cuándo ayuda y cuándo no tomarse un tiempo para pensar

Tomarse un año sabático puede ser una oportunidad para aclarar ideas y crecer, pero también un riesgo si no se planifica bien. Descubrí cuándo conviene.

Año sabático

Existen diferentes etapas de la vida en las que es normal sentirse en una encrucijada. Terminar la secundaria sin estar seguro de qué estudiar, estar en la universidad y dudar si es la carrera correcta, o incluso llevar años trabajando y preguntarse si es tiempo de cambiar de rumbo.

Frente a estas situaciones, a veces la solución es tomarse un año sabático para poder considerar nuevos caminos. Pero ¿cuál es el mejor momento para tomar esta decisión? ¿Y de qué manera puede alguien tomarse un año sabático?

En este artículo exploramos cuándo tomarse un tiempo puede ayudar a aclarar las ideas y cuándo puede jugar en contra, especialmente en el contexto de elegir una carrera universitaria o reorientar la vida profesional.

¿Qué es un año sabático?

Aunque no siempre dura un año entero, se conoce como año sabático o gap year, al período de pausa antes de tomar decisiones importantes, como por ejemplo elegir lo que estudiar.

Aunque tradicionalmente se asociaba a estudiantes de países anglosajones, en los últimos años esta práctica ha ganado terreno en América Latina, especialmente entre jóvenes luego de terminada la secundaria.

Este período puede ser extremadamente útil cuando se usa estratégicamente.

Puede ser una oportunidad para explorar nuevos intereses, vocaciones o personales, conocer el mundo y desarrollar nuevas experiencias y habilidades.

Un año sabático puede ser un semestre, algunos meses, constituir una oportunidad para viajar por el mundo, o simplemente la posibilidad de conocerse a uno mismo en su país de origen. No hay reglas cuando se trata de cómo vivir un año sabático.

Lo importante no es cuánto dura ni dónde se vive, sino cómo se lo utiliza.

¿Por qué tomarse un año sabático?

Elegir una carrera y un futuro no es una decisión sencilla, y algunas veces el tiempo que se da para decidir no es suficiente. Una pausa bien planificada puede dar ese espacio necesario para pensar, sin la presión del calendario académico.

Por qué tomarse un año sabático

Además, en un mundo en constante cambio, donde surgen nuevas profesiones y otras pierden relevancia, tomarse el tiempo para investigar el mercado laboral, hablar con profesionales, o incluso hacer cursos cortos, puede marcar una gran diferencia.

Sin embargo, tomarse un año sabático puede percibirse como algo romántico y sencillo, especialmente a través del lente rosa de las redes sociales, donde se suele mostrar una pequeña parte de las experiencias.

La realidad es que, en ocasiones, salirse de la zona de confort puede ser más complicado y dar más miedo que rendir un examen o entregar un proyecto, pero es en estas oportunidades en las que se gana el aprendizaje para el futuro.

No hay dos experiencias iguales cuando se trata de tomar caminos de vida, pero lo importante está en tomar este tiempo para uno mismo por las razones correctas, sean cuales sean.

Beneficios de un año sabático

Tomarse un tiempo antes de tomar una decisión crucial, como elegir una carrera universitaria o cambiar de rumbo profesional, puede traer beneficios invaluables a la hora de entrar en el mundo laboral, y para la propia felicidad de cada individuo.

Beneficios de un año sabático

Claridad mental y emocional

Muchas veces, la presión de tener que elegir rápido puede llevar a decisiones impulsivas.

Un período de descanso, reflexión o desconexión permite ver las cosas con más perspectiva.

Alejarse del ritmo acelerado ayuda a bajar el ruido externo y conectar con lo que uno realmente quiere o necesita.

Exploración vocacional

Durante este tiempo, es posible realizar diferentes experiencias que ayuden a entender mejor los propios intereses. Algunas personas eligen:

  • Hacer cursos cortos en áreas de interés.
  • Probar trabajos temporales en distintos rubros.
  • Realizar voluntariados o pasantías.
  • Hablar con profesionales y estudiantes universitarios.

Todo esto contribuye a una exploración vocacional más profunda, ideal para quienes todavía no tienen claro qué carrera seguir o si buscan cambiar la que ya comenzaron.

Desarrollo personal y madurez

Un año sabático bien aprovechado puede ser una oportunidad única para ganar independencia y salir de la zona de confort, tanto dentro como fuera del país de origen.

Viajar, trabajar o simplemente reorganizar la vida cotidiana ayuda a fortalecer la toma de decisiones, gestión del tiempo o tolerancia a la frustración.

Son experiencias de vida que no se enseñan en el aula.

Estas habilidades, conocidas como habilidades blandas, son cada vez más valoradas tanto en el ámbito académico como laboral.

Prevención del agotamiento

El agotamiento después de años de estudio o trabajo intenso es real, y lo viven muchas personas, sin importar la etapa de vida que están transitando.

Desarrollo personal y madurez durante el año sabático

Si no se escucha a tiempo, puede llevar a frustración y la desmotivación. Un período de pausa permite recargar energías, prevenir el burnout y evitar comenzar una carrera solo por inercia o presión externa.

Mayor compromiso al retomar

Quienes se toman un tiempo planificado para pensar y explorar suelen volver a sus estudios o proyectos con más motivación, claridad y compromiso. Esto se debe a que llegan con una decisión más madura y alineada con sus objetivos personales.

Cómo planificar un año sabático

Si bien tomarse un tiempo puede ser una excelente herramienta para pensar y reevaluar el camino a seguir, la clave está en cómo se organiza.

Cómo planificar un año sabático

Un año sabático sin dirección puede ser confuso y poco provechoso. En cambio, con un poco de planificación, puede convertirse en una de las etapas más formativas de la vida.

Definir las metas

Antes de decidir dejar en pausa los estudios o la vida laboral, es fundamental preguntarse:

  • ¿Quiero descubrir lo que me gusta?
  • ¿Necesito descansar o sanar de una etapa difícil?
  • ¿Estoy buscando ganar experiencia laboral?
  • ¿Quiero viajar y conocer otras realidades?

Tener claridad sobre los objetivos ayuda a tomar mejores decisiones y a no perder el rumbo, además de realizar un plan acorde al presupuesto y cantidad de tiempo disponible de cada uno.

Planes flexibles y realistas

No se trata de tener todo resuelto hasta el más mínimo detalle, pero sí de establecer una estructura básica. Por ejemplo, ¿cuánto va a durar esta pausa? ¿Qué actividades quiero incluir? ¿Voy a trabajar, estudiar algo corto, hacer voluntariado, o viajar?

Parte de la experiencia es la libertad de adaptar un plan durante el camino, pero contar con una hoja de ruta puede ayudar a mantener el foco en lo importante.

Combinar descanso con acción

Uno de los errores comunes es pensar que un año sabático tiene que ser productivo todo el tiempo o, por el contrario, usarlo solo para descansar. La clave está en el equilibrio.

Es válido tomarse un tiempo para descansar mental y emocionalmente, pero es importante incluir actividades para conectar con los intereses o donde se descubra algo nuevo.

Puede ser cursos de idiomas o nuevos hobbies, prácticas laborales o la realización de proyectos pasionales. Cuando se trata de viajes, pueden ser voluntariados internacionales, o simplemente la posibilidad de conocer el mundo por cuenta propia.

Orientación profesional

No siempre es fácil encontrar las respuestas solo. Una buena opción es recurrir a orientadores vocacionales, psicopedagogos o asesores educativos para ayudar a encontrar la mejor manera de planificar un año sabático.

Ellos pueden poner en palabras las dudas más comunes, asesorar para identificar los intereses y diseñar un plan de acción realista para cuando termine el año sabático.

Registro del proceso

Llevar un diario, anotar aprendizajes, registrar experiencias o incluso armar un portafolio personal puede ser muy útil.

No solo puede ayudar a reflexionar durante el proceso, sino que al terminar se tendrá un mapa claro de todo lo vivido, lo descubierto y lo aprendido.

Oportunidades para un año sabático

Una de las mejores formas de darle estructura y sentido a un año sabático es incluir experiencias concretas que ayuden a crecer personal y profesionalmente.

Oportunidades para un año sabático

Por suerte, hoy existen muchas plataformas que facilitan el acceso a oportunidades de voluntariado, aprendizaje, trabajo temporal y desarrollo de habilidades.

Voluntariados e intercambios culturales

  • Workaway: Ideal para quienes buscan viajar por el mundo con bajo presupuesto y abiertos a la idea de conocer zonas menos exploradas.

Esta página web conecta a anfitriones en todo el mundo que necesitan ayuda en tareas como agricultura, enseñanza de idiomas, arte o proyectos comunitarios, con viajeros dispuestos a ofrecer unas horas de trabajo a cambio de alojamiento.

  • Worldpackers: Similar a Workaway, con un enfoque en experiencias culturales, voluntariados sociales y oportunidades en hostels, ONG, granjas y más. Tiene reseñas y seguros incluidos.

Pasantías y prácticas profesionales

GoAbroad: Una plataforma muy completa para buscar pasantías, programas de estudio en el extranjero, prácticas, voluntariados e intercambios culturales.

AIESEC: Organización global dirigida por jóvenes que ofrece programas de intercambio, voluntariado y pasantías internacionales en más de 100 países. Tiene presencia activa en universidades de toda América Latina.

Cursos y aprendizaje online

Coursera: Ofrece cursos online dictados por universidades de todo el mundo. Muchas opciones gratuitas, ideales para explorar áreas como programación, diseño, marketing o psicología.

Cursos y aprendizaje online en un año sabático

EdX: Plataforma de cursos online con certificaciones gratuitas o pagas, en alianza con universidades de todas partes del mundo.

El camino hacia una carrera universitaria, y hacia una vida con propósito, no siempre es lineal, ni tiene que ser rápido. A veces, pausar es lo mejor que uno puede hacer para avanzar con más fuerza.

Ya sea tomarse un año sabático completo o unas semanas de reflexión, lo importante es que ese tiempo esté al servicio de las decisiones, y no de los miedos.

Pensar bien lleva tiempo. Y tomarse ese tiempo, cuando se lo necesita, también es parte de crecer.

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