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En Qatar, un uruguayo: Carlos Francia

11/03/2012
Carlos Francia, graduado de la Licenciatura en Diseño de Interiores y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay, viajó a Qatar en febrero de 2010 para trabajar en una empresa local.
En Qatar, un uruguayo: Carlos Francia

Vio el Mundial de fútbol de Sudáfrica en la embajada uruguaya de Qatar. Pasó varios meses de ese año viviendo con temperaturas de 40 grados. Aunque no terminó de adaptarse a la cultura de ese país, los siete meses de trabajo en una consultora de Doha marcaron “un hito” en su carrera, como él mismo describe. Carlos Francia, graduado de la Licenciatura en Diseño de Interiores y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay, viajó a Qatar en febrero de 2010 para “tapar agujeros” en una empresa local. Según cuenta en esta entrevista, gran parte de su trabajo durante el tiempo que estuvo allí consistió en “solucionar los problemas que aparecían entre la parte de interiorismo y la parte de arquitectura e ingeniería”.

Si bien admite que esperaba encontrarse con “una empresa más de punta y con mayores adelantos”, al momento de evaluar su pasaje por Qatar no tiene dudas: “Siento que hay un antes y un después de esta experiencia. Más allá de la parte profesional y de lo que refiere al diseño de interiores, la experiencia de poder vincularme, conocer esa cultura y personas que están trabajando fuera del país es algo realmente muy bueno. Te da otro panorama del mundo y de la vida en general”.

-¿Cómo surgió tu viaje a Qatar?

-Tengo un amigo arquitecto, Rafael Berrutti, que estaba trabajando ahí hacía un par de años. Cuando se vino de licencia, le di mi portfolio final del trabajo con el que me recibí y se lo llevó. Le pedí que hiciera algo con él. Lo presentó a la empresa donde trabajaba, que es una consultora de ingeniería y arquitectura que se dedica a trabajos de infraestructura. Asociada a esta empresa había otra más joven que estaba comandada por la esposa del titular de la empresa, especializada en diseño de interiores. Ella vio la carpeta, le gustó y en noviembre de 2009 comenzaron las negociaciones para la contratación. En febrero de 2010 ya estaba encaminado a Qatar. Estuve siete meses y después di una vuelta por Europa.

-¿Qué trabajo hiciste allí?

-Trabajé en la parte de diseño de interiores de varios proyectos y segmenté mi trabajo en varias áreas.

-¿En cuáles?

-Fui a “tapar agujeros” y a solucionar algunos problemas que aparecían entre la parte de interiorismo y la parte de arquitectura e ingeniería. Ahí había un cortocircuito. Yo fui el nexo entre las dos, porque también tengo experiencia en arquitectura y en dirección de obras. Hacía de nexo entre lo que sucedía en la obra vinculado a interiorismo y gran parte de lo que se daba en la obra. Había que zurcir todo eso porque estaba bastante desconectado. Fue un lindo trabajo pero muy tedioso y complicado, porque la persona que estaba a cargo de eso no lo hacía y el tema había quedado un poco descolgado. Las cosas habían seguido adelante y había un retraso importante. Además de producir planos, para lo cual había que dedicarle mucho tiempo al AutoCAD y había que estar frente a la máquina, que ocasiona un desgaste importante, había que transar con los arquitectos, entonces el trabajo era bastante desgastante. Era un lindo trabajo, pero era muy desgastante por el momento en el que entré, en el que había un hueco en ese sentido.

-¿Ya habías hecho este tipo de trabajo en Uruguay?

-En realidad fue poner en práctica todo lo que he venido haciendo acá durante años desde que me empecé a formar en arquitectura hasta antes de viajar. Hice de todo un poco. Diseñé desde cerramientos, pasando por la elección de materiales, un poco de dirección de obra, cocinas, definí terminaciones en algunos edificios y me desplegué al máximo en muchas áreas. La parte de interiorismo estaba en proceso de gestación. Éramos dos diseñadores de interiores y una especie de diseñadora junior que hacía de dibujante.

-¿Cuáles eran los desafíos profesionales que te planteaste antes de ir a Qatar?

-Con Qatar mis expectativas eran mayores, y, como todo, después tiene su bajada a tierra, que es bastante distinta a como uno se lo imagina. Me imaginaba una empresa más de punta, con mayores adelantos, y un país más desarrollado y con más medios, y no resultó ser tan así. Me tira más la cabeza europea y cómo están llevando adelante sus cosas que como las llevan en Qatar. Allí hace muy poco que descubrieron los recursos naturales de gas y petróleo de su país y han tenido un crecimiento explosivo. Qatar es como una monarquía, no es un país democrático y tiene un sistema autoritario.

-¿Sentiste todo eso mientras estuviste ahí?

-Al principio no me daba cuenta, pero luego sí. Uno, que tiene una cultura democrática, republicana, de libertad absoluta, enseguida lo siente. Yo tenía muy poca idea de la idiosincrasia y la ideología de Qatar, y menos de la religión.

-¿Cómo fue tu adaptación a la cultura catarí?

-Al principio era todo muy color de rosa, como toda experiencia nueva. Yo asumí el riesgo de irme con lo que eso implica, porque hay que dejar el país y hacer un corte bastante abrupto en tu vida cotidiana y laboral. Encaré la experiencia con mucho entusiasmo y mucha alegría. Al principio me sentía como un turista. No caía mucho en la cuenta de que tenía que hacer un esfuerzo enorme por estar ahí, cumplir con el trabajo y también poder desarrollar una vida, que se llevaba adelante los fines de semana, que era cuando podíamos divertirnos y vincularnos con otras personas.

-¿Había uruguayos?

-Hay algunos uruguayos trabajando. La mayor parte son arquitectos.

-Más allá de todas esas dificultades, ¿sentís que te ayudó a crecer? Sí, siento que hay un antes y un después de esta experiencia. Modestamente, para mí fue un hito en mi carrera. Más allá de la parte profesional y lo que refiere al diseño de interiores, la experiencia de poder vincularme, conocer esa cultura y personas que están trabajando fuera del país es realmente una experiencia muy buena. Te da otro panorama del mundo y de la vida en general.

-¿Te parece que es necesario tener este tipo de experiencias para desarrollarte como profesional?

-Sí. A mí me tocó hacerlo en esta edad y tomé la opción, pero me parece que hay que hacerlo antes, cuando uno tiene más energía y puede aprovechar más las oportunidades. Después de este tipo de experiencias se puede saltar perfectamente a otro país. Yo quedé conectado con universidades de allá para poder volcar los conocimientos ahí en determinado momento y dar clases, que es algo que a mí me gusta. En esos países, el tema de la enseñanza y la docencia es importante porque se están incorporando universidades extranjeras para poder educar y formar a la población. Ahí los campos de la educación, la arquitectura, el diseño y la ingeniería están muy fermentales.

-¿Volverías?

-Teniendo en cuenta todas las dificultades que te mencioné, cuando me fui estaba contento de poder regresar a mi país. Había muchas cosas que extrañaba. Pero hoy, con otra mirada y ya conociendo el panorama, creo que volvería. No sé si a Qatar, pero volvería a Dubai, a Omán o a algún otro de estos países que, por los medios de los que disponen, te dan oportunidades para hacer un montón de experiencias muy ricas en poco tiempo.

*Carlos Francia es Licenciado en Diseño de Interiores por la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay, donde se desempeña como profesor titular de Dibujo. Tiene un certificado en Docencia Universitaria por el Instituto de Educación y un diploma en Negocios de Arquitectura y Construcción por la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires. Es técnico ayudante de arquitecto e ingeniero en la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU).

Entrevista publicada en marzo de 2012

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